La mayoría de los hombres ignoran que las mujeres se visten para las demás, no para ellos, les resultará extraño, pero es la realidad.
Sus preocupaciones por un cabello bien arreglado, uñas, ropa y cualquier otro accesorio, está destinado a merecer la difícil y casi imposible aprobación de sus iguales.
A medida que conozco más de las féminas, me siento doblemente obligado a tenerles admiración y conmiseración.
Hay que entender sus afanes por estar delgadas, tener un cuerpo moldeado, sin importar cuántas cirugías e implantes deban hacerse y que para lograrlo, expongan su vida a manos de buenos profesionales o verdaderos carniceros.
Ellas aventajan al varón por mucho, pero su debilidad radica en su baja estima, su afán por lucir bien ante las demás y esa cultura rabiosa por seguir la moda que imponen los famosos.
Al final, qué desdichadas son!