Las autoridades que gestionan un popular parque de una zona boscosa al noreste de Londres han emitido una advertencia a los dueños y paseadores de perros, luego de que varios de esos animales murieran, presumiblemente, por beber agua de un lago lleno «algas azules-verdes tóxicas».
Luego de que la autopsia mostrara la presencia de estas algas, conocidas como ‘cianobacterias’, se ha pedido a las personas que visitan el lago Highams Park no nadar, pescar o llevar a sus mascotas al agua, hasta que se hayan completado las pruebas para detectar una «supuesta proliferación» de estos microorganismos.
Los administradores de Epping Forest, el bosque donde se ubica el lago, también aconsejaron a los propietarios de perros llevar consigo agua potable mientras caminan por la zona. «La calidad del agua no se controla», advirtieron.
Los hechos se han dado a conocer casi un mes después de que varias organizaciones benéficas notificaran de la acumulación de algas verdeazuladas en las vías fluviales de Londres, que habrían provocado que un cachorro enfermara, luego de refrescarse por el calor veraniego. La exposición de estos animales a esas bacterias a menudo es fatal y también puede causar problemas de salud a largo plazo en aquellos que sobreviven. Por lo general los síntomas incluyen vómitos, diarrea, convulsiones y dificultad para respirar.
Según el periódico Daily Mail, el aumento en los niveles de contaminación de las fuentes de agua dulce en el Reino Unido ha provocado este año preocupación entre la población, que ha optado por bañarse en ellas durante la reciente ola de calor. Los temores sobre los riesgos para la salud de esta práctica se producen después de que el Gobierno flexibilizara recientemente las regulaciones sobre el vertido de aguas residuales en los cuerpos de agua de todo el país.
Al mismo tiempo, un informe parlamentario reveló que ningún río y lago, que además se usan para pesca, natación y otros deportes, está libre de contaminación. Productos químicos, microplásticos, entre otros, están dañando su vida silvestre y provocando la proliferación de cianobacterias. En pequeñas cantidades, estos microorganismos no representan una amenaza, pero cuando su población crece (floración) emanan toxinas que pueden tener graves consecuencias para las personas y animales que beban el agua contaminada. Las floraciones de algas nocivas podrían agravarse, además, debido a los efectos del cambio climático.