Henry Kissinger, el exsecretario de Estado cuya figura dominó la política exterior de Estados Unidos durante la liberación de Vietnam y el acercamiento a China, falleció a los 100 años, según anunció su firma consultora. Con su presencia impactante y su habilidad para maniobrar detrás de bastidores, Kissinger influyó notablemente en los asuntos globales bajo los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, ganando tanto críticas como el Premio Nobel de la Paz. A lo largo de los años, su nombre ha seguido generando debates apasionados sobre hitos de la política exterior.
Kissinger, un judío que huyó de la Alemania nazi en su adolescencia, desarrolló una reputación de respetado estadista en sus últimos años, ofreciendo consejos a políticos y dirigiendo un negocio de consultoría global. Sin embargo, las filtraciones de documentos y cintas de la era Nixon revelaron aspectos polémicos de su carrera.
Durante su tiempo como asesor de seguridad nacional y secretario de Estado, Kissinger abordó diversos temas de política exterior, desde la diplomacia itinerante para la paz en Oriente Medio hasta la apertura de relaciones con China. También lideró las negociaciones en París relacionadas con la retirada de Estados Unidos de la guerra de Vietnam.
A pesar de su reconocimiento, Kissinger enfrentó críticas por su papel en el bombardeo y la invasión de Camboya, acciones que algunos consideraron contribuyeron al ascenso de los Jemeres Rojos y al posterior genocidio en el país. Después de abandonar el gobierno, fue perseguido por aquellos que pedían rendición de cuentas por sus políticas en el sudeste asiático y su apoyo a regímenes represivos en América Latina.
Kissinger, conocido por su enfoque de realpolitik, enfrentó cuestionamientos por autorizar escuchas telefónicas y fue denunciado por su papel en diversas acciones, lo que generó debates sobre sus decisiones en la política exterior. Aunque su figura provocó división, Kissinger dejó un impacto duradero en la historia diplomática de Estados Unidos.