Aníbal de Peña, una destacada voz en la música romántica dominicana y creador del Himno de la Revolución de Abril de 1965, ha fallecido en los Estados Unidos, país donde residía desde hace un tiempo, según informó el empresario artístico Raphy D’Oleo, quien produjo sus últimos conciertos en el país. De Peña tenía 90 años de edad.
Su hija, la reconocida cantante Alih Jey, notificó a Listín Diario que los servicios funerarios se llevarán a cabo en Dallas, Texas, donde residía en sus últimos años.
El artista estuvo hospitalizado varios días debido a una neumonía que lamentablemente no pudo superar, falleciendo en la noche del domingo 17 de septiembre.
Además de su destacada contribución al arte, De Peña también se dedicó a causas sociales. A lo largo de su vida, enfrentó desafíos como la prohibición de su ingreso a Radio Televisión Dominicana por su autoría del Himno de la Revolución durante la guerra de abril de 1965. También fue coautor del himno del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Nacido en Barahona el 11 de mayo de 1933, Aníbal de Peña desarrolló su pasión por la música desde temprana edad, influenciado por la educación musical de su padre y las lecturas de su madre. Escribió su primera canción, «Si puedes ser», a los 12 años para mostrársela a su padre. Aunque no recibió un estímulo positivo en ese momento, retomó la composición de canciones después de la muerte de su padre.
De Peña compuso éxitos como «Mi debilidad» en 1964 y otros temas como «Tú no tienes la culpa», «Virgen negra», «Muchachita de mi pueblo», «Muy joven», «El Don Juan» y «Mi tristeza».
A pesar de su larga y exitosa trayectoria en la música, Aníbal de Peña lamentó no haber recibido reconocimientos significativos en su país. Quedaron sueños sin cumplir, como realizar un concierto sinfónico con sus canciones románticas.
Aníbal de Peña, padre de la talentosa cantante y productora Alih Jey, compartió una vida artística con su esposa, la también artista Iluminada Jiménez, hablando de ella con la ilusión y el amor más profundos: «Cuando encontré a Iluminada, me dije: en ese barco me quedo».