La evolución de la inteligencia artificial está siendo toda una sorpresa incluso para sus creadores, que ven como un desarrollo incontrolado de esta herramienta podría tener un impacto impredecible en ámbitos insospechados. En el ámbito laboral la inteligencia artificial todavía se usa con miedo. Muchos empleados ocultan que la usan en su trabajo diario para evitar que se convierta en un arma de doble filo que ponga en riesgo su puesto de trabajo y por eso no lo cuentan a sus jefes.
Usar inteligencia artificial en el trabajo está mal visto. Aunque parece que está hasta en la sopa, el uso de la inteligencia artificial todavía es minoritaria en determinados entornos laborales y tiene connotaciones negativas. Entre los empleados está muy latente el temor a que sus jefes consideren que “está haciendo trampas” por usar una inteligencia artificial para ahorrar tiempo en la redacción de contrato o un informe por el que su empresa le está pagando, en lugar de considerarlo como un logro que mejora su productividad.
Por distintos motivos, algunas empresas prohíben el uso de inteligencia artificial en el trabajo por lo que, aunque algunos empleados la usen de forma individual, no lo reportan a sus responsables para evitar sembrar dudas sobre su valía y ser despedidos o sustituidos por una IA que directamente haga su trabajo.
Reducir la carga digital para centrarse en lo importante. Según el Índice de Tendencias Laborales de Microsoft, el 62% de los empleados encuestados pasaban demasiado tiempo buscando información, respondiendo correos o coordinándose entre miembros de su equipo. Todas ellas tareas rutinarias y desmoralizantes en las que la inteligencia artificial ya ha demostrado su valía, dejando más tiempo al empleado para llevar a cabo otras tareas más especializadas.
Un estudiode Goldman Sach indica que la exposición a la automatización de la IA es un 45% más elevada en los empleos que se llevan a cabo en una oficina, como redactar contratos o informes, un 34% para los que requieren un elevado nivel de cualificación académica y solo el 31% de los vinculados a tareas más técnicas podría hacerlo una inteligencia artificial.
Ser más productivo, pero no sustituido. El temor por la automatización, y ser sustituido por una máquina o una IA, es inherente a la evolución de la tecnología. Los tejedores temieron ser sustituidos por los telares, los chóferes de carruajes por la llegada del automóvil y los empleados de banca por los cajeros automáticos. En todos ellos, el proceso transformador no afectó solo a un determinado puesto sino que impactó en todo un sector industrial y lo cambió generando nuevas oportunidades laborales.
Los estudios sobre inteligencia artificial en tareas rutinarias sugieren que su uso tiene un gran impacto en la productividad individual, con una reducción de entre el 20% y el 70% del tiempo al hacer determinadas tareas. Pese a que todos los indicativos respaldan la mejora en la productividad, los empleados son reticentes a mostrar esos logros a sus jefes ante el miedo a ser sustituidos por una inteligencia artificial.
Según el estudio de uso de las herramientas de inteligencia artificial de Microsoft, el 68% estaría dispuesto delegar todo el trabajo posible a la IA para reducir su carga digital, pero el 50% de los encuestados en nuestro país asegura estar preocupado por perder su puesto de trabajo si lo hace y su jefe descubre que su trabajo puede automatizarse. Si se les pregunta a los responsables de las empresas, el 35% cree que utilizar la IA impulsará la productividad de sus organizaciones, frente al 11% que cree que provocará una reducción de la plantilla.
Atreverse a experimentar y premiar. Basándose en los resultados del estudio sobre seguridad psicológica, Ethan Mollick, profesor de gestión en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, asegura que uno de los caminos que pueden tomar las empresas para aprovechar mejor ese potencial es dejar que los empleados tomen ciertos riesgos integrando la IA en su trabajo y premiar esa iniciativa. Al fin y al cabo, optimiza la productividad de la jornada laboral.