La sociedad de hoy luce desprejuiciada, muchos de los que aparentaban disfrutar de un bajo perfil, que supuestamente odiaban publicitar su accionar social, están subyugados por las plataformas digitales.
Y no analizo el comportamiento de las mujeres, porque ellas siempre han sido vanidosas, es parte de su idiosincrasia.
Me refiero a hombres, no tan jovencitos, que difunden sus costosos viajes, cenas y bebidas en restaurantes del top ten, en los respectivos países donde vacacionan.
Demuestran que su sencillez, no era más que una máscara, una farsa y que han encontrado valor para enrostrarle a amigos y conocidos que poseen dinero para darse el estilo de vida que siempre quisieron y no se
atrevieron.
Digamos que La COVID-19 y sus secuelas, les hicieron reflexionar y comprender, que sus miserables vidas de tacañería, carecían de sentido, puesto que la existencia podía ser corta y por desgracia para muchos, así fue.
Ya nadie quiere esconder sus viviendas, yates, helicópteros, aviones o autos de alta gama.
Difunden las imágenes de sus viajes y compiten entre ellos, gracias a las redes sociales.
No es una crítica, siempre he sido partidario de que cada quien debe hacer lo que le venga en gana, lo que sí condeno, es la avaricia, los desalmados de muchos, aquellos que no tienen reparos para negociar, que se olvidan de padres y amigos y dejan de lado, la trascendencia de la generosidad!