Messier 57, también conocida como la nebulosa del Anillo, es una de las regiones del universo más conocidas por los aficionados del espacio. Desde que fuera descubierta en 1779, los instrumentos de observación han dado un salto enorme, lo que nos ha permitido observarla con cada vez mayor detalle y así contemplar su estructura y colores vibrantes.
Como recoge la NASA, está situada en la constelación de Lyra, a unos 2.000 años luz de distancia, y es producto de restos de estrellas moribundas que han arrojado gran parte de su masa al final de sus vidas. El lente del Telescopio Espacial Hubble ha observado a esta obra cósmica en varias oportunidades, ahora es el turno del nuevo James Webb.
Una nueva oportunidad para estudiar Messier 57
Los seres humanos tenemos desde el año pasado el observatorio espacial más complejo y ambicioso jamás construido. Un prodigio de la ingeniería que nos permite observar el cosmos desde el punto L2 a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta. Este instrumento ya ha captado imágenes de un exoplaneta más grande que Júpiter y de colisión de galaxias.
Pero no hemos tardado en ponerlo a prueba en buscar nebulosas, porque nos encantan las nebulosas. El primer paso que hemos dado es volver a tomar imágenes de nebulosas ya conocidas, y el resultado ha sido extraordinario. En otras palabras, un salto comparable a pasar de la cámara de un viejo BlackBerry a la de los últimos iPhone o Samsung Galaxy de la serie S.
La búsqueda por redescubrir algunas regiones del universo, un grupo equipo internacional de astrónomos ha publicado nuevas imágenes de Messier 57, ahora capturadas por el James Webb. Las imágenes obtenidas han sido calificadas por los investigadores como “una vista fascinante de una maravilla celestial” con detalles sin precedentes.
James Webb
“Estamos asombrados por los detalles de las imágenes, mejor que nunca antes. Siempre supimos que las nebulosas planetarias eran bonitas. Lo que vemos ahora es espectacular”, ha dicho el profesor de astrofísica en la Universidad de Manchester, Albert Zijlstra, que trabajó junto a investigadores de Francia, Canadá, EEUU, Suecia, España, Brasil, Irlanda y Bélgica.
Las imágenes en alta resolución nos muestran una vista privilegiada de Messier 57. Se trata del corazón de la nebulosa en expansión y de la región interior alrededor de la enana blanca que forma parte de su núcleo. “Estamos presenciando los últimos capítulos de la vida de una estrella, un anticipo del futuro lejano del Sol, por así decirlo”, ha dicho Mike Barlow, el científico líder del proyecto.
Desde la Universidad de Manchester explican que la nebulosa nació de una estrella moribunda que expulsó sus capas exteriores al espacio. Esto ha dado como resultado una región impactante por su variedad de formas intrincadas. Su naturaleza todavía no se comprende en su totalidad, pero estas observaciones ayudarán a estudiarla con mejor detalle.