Su conducta en la final del Mundial, besando a Jennifer Hermoso sin su consentimiento, le cuesta su puesto cinco días más tarde
Luis Rubiales dejará este viernes 25 de agosto de ser presidente de la Real Federación Española de Fútbol cinco días después del beso forzado a Jenni Hermoso en la celebración por el triunfo en el Mundial Femenino de Australia y Nueva Zelanda.
Cinco años después de ponerse al frente de la Federación Española de Fútbol, Rubiales dice adiós tras la última polémica que ha rodeado su figura.
Cronología de la caída de Rubiales
Pasadas las diez y media de la noche del domingo en Sídney (las dos de la tarde en horario peninsular), Luis Rubiales estaba exultante. La selección femenina española acaba de ganar su primer título mundial, pese a que previamente durante meses había sido protagonista por las demandas de 15 de las mejores futbolistas del paìs para la mejorar las conidicones del equipo nacional. Sin 12 de ellas y con Jorge Vilda como seleccionador, cuyo relevo ellas tambien habian pedido segùn filtrò la Federaciòn, el equipo había alcanzado la gloria.
En un éxito sin precedentes en el deporte español y logrado en ese contexto, Rubiales se sentía especialmente protagonista, según se desprendía de declaraciones como las que hizo después de la semifinal contra Suecia.
Rubiales se encontraba en el podio de entrega de los trofeos del Mundial junto a la infanta Sofía, al igual que unos minutos antes en el palco, cuando celebró la victoria en la final llevándose las manos a sus genitales, en otra imagen que luego se haría viral horas más tarde. Fue abrazando, levantando y besando a casi todas las jugadoras españolas según iban pasando junto a él tras recoger sus medallas y en el caso de Jennifer Hermoso finalmente le plantó un beso en los labios mientras le sujetaba la cara.
Rubiales pide perdón por el beso a Jenni Hermoso a pesar de que en un primer momento le restó importancia
Ese beso por el que luego preguntaron a Jenni sus compañeras en la fiesta entre bromas del vestuario, encontrando esta respuesta de la futbolista:
– Pero no me ha gustado, eh.
– ¿Y qué has dicho?
– ‘Pues vale…’ ¿Pero qué hago yo? Mírame a mí, mírame.