Cuatro años después, los Golden State Warriors han vuelto a alzarse como campeones de la NBA. Los de Steve Kerr se aseguraron de que la serie no volviera al Chase Center con una victoria por 90-103 en Boston, poniendo fin a la temporada 2021-22 y alzándose con el séptimo título de la historia de la franquicia, el cuarto en los últimos ocho años.
La de esta madrugada fue una actuación digna de un equipo con dicha trayectoria, que ha estado en esta situación antes y que no titubeó en ningún momento. Los Celtics trataron de marcar territorio con un grandísimo arranque de partido en el que se colocaron con una ventaja de 14-2, pero una vez superado dicho aluvión Golden State controló la situación prácticamente de principio a fin. Con un trabajo defensivo excelso como baluarte, los visitantes tomaron las riendas del choque y dinamitaron dicha diferencia en cuestión de minutos, iniciando un parcial demoledor que les catapultaría hacia el triunfo.
La entrada de Gary Payton II y de Jordan Poole dio a los Warriors una frescura tanto en defensa, donde Payton estuvo estratosférico metiendo manos sobre balón y provocando pérdidas, como en ataque, donde Poole ejerció de desatascador anotando 11 de sus 15 puntos en sus primeros 6 minutos en cancha. Aprovechando este impacto desde el banquillo, opuesto al que tuvieron los suplentes locales que ingresaron en pista, Golden State firmó un parcial de 0-21 con el que logró no solo tomar la delantera, sino abrir una brecha que los de Udoka jamás conseguirían cerrar.
Esta, de hecho, fue creciendo a medida que entró en el partido Stephen Curry, que, en otra noche de marcas muy férreas sobre su persona, castigó cada milímetro concedido por la defensa de Boston yéndose hasta los 34 puntos, sumando tanto desde el triple (6/11) como gracias a su habilidad para penetrar y atacar el aro. En concreto, fue esta última la que más le ayudó en el tramo final, pues, con los Celtics tratando de recortar distancias, penalizó una y otra vez los cambios defensivos atacando por velocidad a Horford y sumando bandejas bajo el aro. El base, que redondeó la noche con 7 asistencias y 7 rebotes, se resarció sobradamente de su 0/9 en triples en el Game 5, dejando otra actuación de leyenda en unas Finales que, esta vez sí, ha dominado sin un ápice de dudas.