A esta conclusión ha llegado un nuevo estudio que indica que el mejor amigo del hombre tiene la capacidad de oler el estrés de los humanos con los que convive. Los científicos de la Queen’s University de Belfast en Reino Unido han demostrado que el olfato de un perro lo sabe casi todo.
El trabajo explica que el estrés agudo cambia los compuestos que se encuentran en el sudor y el aliento humanos. Partiendo de esa base, el nuevo experimento incluyó a cuatro perros a los que les presentaron muestras de sudor y aliento recolectadas de voluntarios humanos, antes y después de que las personas participaran en un ejercicio matemático difícil.
¿Los resultados? Los perros, quienes habían sido entrenados para distinguir entre muestras de referencia y estresadas, pudieron detectar con una precisión superior al 90 por ciento (93,7%) qué muestras procedían de antes y cuáles de después de que los 36 voluntarios humanos pasaran tres minutos tratando de contar hacia atrás, en voz alta y desde 9.000 en unidades de 17.
Según la autora del estudio, la psicóloga de animales Clara Wilson: ¿Los resultados? Los perros, quienes habían sido entrenados para distinguir entre muestras de referencia y estresadas, pudieron detectar con una precisión superior al 90 por ciento (93,7%) qué muestras procedían de antes y cuáles de después de que los 36 voluntarios humanos pasaran tres minutos tratando de contar hacia atrás, en voz alta y desde 9.000 en unidades de 17.
Según la autora del estudio, la psicóloga de animales Clara Wilson: Este estudio proporciona más evidencia de las extraordinarias capacidades del ‘mejor amigo del hombre. Si bien es probable que en un contexto de la vida real los perros capten nuestro estrés a partir de una variedad de señales contextuales, hemos demostrado mediante un estudio de laboratorio que hay un componente de olor confirmado que probablemente contribuye a la capacidad de los perros para sentir cuando estamos estresados.
Cuenta el trabajo que, en general, los cuatro perros discernieron correctamente el olor del estrés en 675 de 720 ensayos, con un rendimiento de perros individuales que varió entre el 90 y el 96,88 por ciento de precisión.
Entre las razones para que los perros distinguieran con tanta precisión, apuntan los científicos que es posible que pudieran detectar el olor de las hormonas del estrés como el cortisol. También explican que el estrés conduce a “la estimulación de la gluconeogénesis, la glucogenólisis y la lipólisis, y al aumento de los niveles de la enzima renina y angiotensina II”, todo lo cual también puede ser evidente para los perros. Para Wilson: La investigación destaca que los perros no necesitan señales visuales o de audio para detectar el estrés humano. Este es el primer estudio de este tipo y proporciona evidencia de que los perros pueden oler el estrés solo del aliento y el sudor, lo que podría ser útil al entrenar perros de servicio y perros de terapia. También ayuda a arrojar más luz sobre la relación humano-perro y contribuye a nuestra comprensión de cómo los perros pueden interpretar e interactuar con los estados psicológicos humanos.
Por cierto, el trabajo finaliza comentando que las mascotas generalmente se emocionaron “felizmente” cuando detectaron estas muestras, ya que llegaron a esperar una recompensa de comida por una alerta correcta. “Estos hallazgos podrían tener más aplicaciones para el entrenamiento de perros de servicio para la ansiedad y el PTSD, que actualmente están predominantemente entrenados para responder a señales visuales”, zanjan.