Los egiptólogos llevan décadas fascinados con el origen de la daga de Tutankamón. Ahora lo conocemos: un meteorito

Hay fascinaciones inmunes al tiempo. Aunque hace ya más de un siglo que Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes las historias sobre el faraón adolescente, su sepulcro casi intacto, los tesoros que lo rodeaban y por supuesto el propio descubrimiento siguen generando casi tanta fascinación hoy como cuando los diarios se hicieron eco de la gesta de Carter a finales de 1922. Sorprenden las fotos que tomó el egiptólogo, la impresionante máscara funeraria de oro, el sarcófago de cuarcita, el ataúd dorado, la escena del Amduat representada en las paredes de la cámara funeraria… y sorprende, sobre todo, una peculiar daga con hoja de hierro que acompañaba a la momia.

Y con razón.

Probablemente sea uno de sus mayores misterios.

¿Una daga de hierro? Efectivamente. A simple vista quizás no resulte tan impresionante como la máscara mortuoria del Tutankamón, pero la daga que acompañaba a su momia ha fascinado a los egiptólogos a lo largo de casi un siglo. Durante sus investigaciones en los años 20 Carter descubrió dos puñales entre el vendaje del faraón adolescente momificado hace más de 3.300 años.

Uno tenía la hoja de oro. El otro, de hierro, con un mango de oro, un pomo de cristal de roca y una vaina dorada cuidadosamente labrada con figuras de lirios y chacales. De las dos ha sido esta última la que ha desconcertado a los investigadores desde los ya lejanos tiempos de Howard Carter.

Daga

¿Y cuál es la razón? Mejor «razones», en plural. La principal es que el arma parece una anacronía. La daga, con una hoja de doble filo de hierro toscamente pulida, supone un auténtico misterio. El reinado de Tutankamón abarcó del 1361 al 1352 a. C y se enmarca en la Dinastía XVIII del Antiguo Egipto, durante la Edad de Bronce Final. Cuando el joven gobernaba faltaban aún un buen puñado de décadas para que se extendiera el uso del material del puñal gracias a una tecnología que favoreció la Edad de Hierro. Y eso, claro está, convierte a la pieza en un misterio.

«Tutankamón reinó antes del período de uso generalizado del hierro conocido como la Edad de Hierro», explican los autores de un artículo publicado en 2022 en ‘Meteoritics & Planetary Science’ sobre la daga. Durante una entrevista con El País, uno de los investigadores, Tomoko Arai, iba más allá y apuntaba que el origen del cuchillo de Tutankamón sobrepasa la simple curiosidad o incluso el campo de la egiptología: «Afecta directamente a la historia ampliamente aceptada de la civilización humana desde la Edad del Bronce hasta la Edad del Hierro».

¿Qué clase de hierro es este? He ahí la pregunta fundamental. El hierro de la daga de Tutankamón viene ni más ni menos que del espacio. A lo largo de los años los científicos han analizado la hoja de metal del arma, de cerca de 35 centímetros de longitud, y han descubierto que contiene un 11% de níquel y un 0,6% de cobalto, lo que les demuestra que el material está relacionado con un meteorito.

El elevado contenido de níquel se detectó gracias a un análisis con un espectrómetro de fluorescencia de rayos X realizado hace ya varios años por investigadores italianos y egipcios. Durante su estudio compararon su composición con meteoritos registrados en una amplia franja de la costa del Mar Rojo de Egipto y encontraron niveles similares en una de las muestras, correspondientes con el meteorito Kharga, localizado a aproximadamente 240 km al oeste de Alejandría, en una ciudad portuaria conocida como Amunia en el siglo IV a.C.

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Pero… ¿Cómo llegó al faraón? El estudio publicado en 2022 confirma el origen del material de la daga, pero aporta un dato crucial: si bien se cree que la Edad del Hierro empezó después de 1.200 a.C., hay artefactos fabricados antes, durante el período de la Edad de Bronce, con hierro meteórico. Su análisis apunta en concreto a un meteorito octaedrita y que el puñal del faraón se fabricó siguiendo una técnica de forja a baja temperatura, a menos de 950ºC, lo que explicaría su patrón de Widmanstaätten. La pieza no es de todos modos un caso único.

Los científicos recuerdan que hay artefactos de hierro prehistóricos, elaborados a partir de meteoritos, que datan de la Edad de Bronce. De hecho la daga de este tipo de la que se tiene constancia se localizó en Alacuhöyük, en Atanolia, y está datada de la Edad de Bronce Temprana, hacia el año 2.300 a.C. «Este hallazgo sugiere que la tecnología para trabajar el hierro meteórico para hacer objetos complejos tiene al menos 4.300 años de antigüedad y puede haber sido conocida en Anatolia», abundan los expertos. A diferencia de la daga turca, muy corroída, la localizada junto a Tutankamón ofrece una fantástica posibilidad de estudio.

¿Explica eso que llegara a Tutankamón? No del todo. Los expertos reconocen que no hay constancia de que durante la dinastía XVIII los egipcios dominaran la tecnología necesaria para elaborar dagas con hierro de meteoritos. ¿Cómo llegó entonces a manos de Tutankamón? ¿Cómo se explica que acabara en el sepulcro de un faraón de finales de la Edad de Bronce, donde lo encontró Carter? Gracias a los análisis de los expertos también manejamos algunas respuestas.

Al examinar la empuñadora de oro identificaron restos de yeso, material empleado para fijar los ornamentos. Tal vez parezca un dato menor, pero dado que el método de enlucido de cal en Egipto no se inició hasta el período ptolemaico (305-30 a.C.) esa pequeña pista ha llevado a los investigadores del Instituto Tecnológico de Chiba a deducir que el puñal llegó probablemente de Mitanni, Anatolia.

¿Por qué precisamente de allí? Porque las cartas de Amarna —correspondencia diplomática conservada en tablillas de arcilla— relatan cómo el monarca de aquel reino regaló una daga de hierro con una empuñadora de oro a Amenhotep III, el abuelo de Tutankamón, quien se habría llevado aquella reliquia familiar a la tumba con él. El equipo de científicos no daba por zanjado el misterio y al menos en 2022 reconocíanque sus conclusiones no eran definitivas, pero sí permiten arrojar más luz y un origen bastante plausible para una de las piezas del antiguo Egipto que más ha sorprendido a los enamorados de la historia egipcia.

¿Tenían un valor especial los meteoritos? Esa es una de las posibilidades que  han puesto los expertos sobre la mesa. En 2016 se apuntaba por ejemplo al descubrimiento de otras piezas relevantes, nueve cuentas de hierro ennegrecido localizadas en un cementerio próximo al río Nilo, al norte de Egipto, y datadas hacia el año 3.200 a.C., bastante antes de la época de Tutankamón.

Las piezas se habrían sacado a golpes de fragmentos de meteoritos y presentaban una aleación de níquel y hierro. «Sugerimos que los antiguos egipcios atribuían un gran valor al hierro meteórico para producir objetos ornamentales o ceremoniales finos”, explicaban los autores en declaraciones recogidas por The Guardian.