Incluso en una noche en la que Giannis Antetokounmpo y Khris Middleton descansaron debido a sus respectivas molestias físicas, los Bucks no tuvieron problemas para derrotar a los Wizards. Los vigentes campeones se llevaron el choque por 114-102, un resultado que les permite colocarse a solo una victoria de los Heat en la cabeza del Este y seguir aspirando a terminar la temporada regular en primera posición.
El marcador no termina de reflejar lo absolutamente desnivelado que fue el choque, pues Milwaukee tomó las riendas con claridad desde el principio y construyó una notable ventaja que Washington solo pudo maquillar en el último cuarto. Con un 32-13 de parcial en el primer cuarto, los de Wisconsin dejaron claro que iban a por todas, y desde ahí en adelante apenas encontraron oposición en su camino al triunfo. Los de Wes Unseld Jr. solo lograron recortar distancias en el cuarto periodo, cuando, tras verse 28 abajo, hicieron algo más digna la derrota en los últimos minutos.
Jrue Holiday, el único integrante del Big 3 presente sobre la pista, ejerció de líder de los Bucks con 24 puntos y 10 asistencias, asumiendo más galones que de costumbre sin reducir las increíbles prestaciones que ha dado esta temporada. El base lideró así una lista de anotadores locales en la que hasta siete hombres terminaron en dobles dígitos, como fue el caso de Grayson Allen, autor de 21 tantos, Pat Connaughton, que sumó 16, o Bobby Portis, que firmó un doble-doble de 11 puntos y 12 rebotes.
«La temporada regular está acabando y queremos terminarla en la mejor posición posible para tener ventaja en las eliminatorias y sentir que la presión está sobre nosotros» afirmó Holiday tras el choque. «Ganamos el año pasado y queremos volver a hacerlo».
En los Wizards, por contra, hubo más bien poco destacable. Los capitalinos, virtualmente fuera de la pelea por el play-in, se han ido dejando llevar en las últimas semanas, y con esta suman ocho derrotas en sus últimos nueve partidos. Ish Smith fue el más destacado con 17 puntos, seguido por los 16 de Kristaps Porzingis y Kentavious Caldwell-Pope, pero de poco sirvieron en un duelo tan roto desde el principio.