Las ratas gigantes africanas tienen un truco infalible para dejar de procrear

A lo largo de la historia se ha demostrado que las denominadas como ratas de bolsa africanas (Cricetomys gambianus) han sido muy poco prolíficas a la hora de la reproducción. Ahora y tras un estudio, la ciencia ha encontrado la clave de estas ratas gigantes: las hembras tienen la capacidad de “sellar” a cal y canto la vagina.

No estamos hablando de una rata al uso, más bien todo lo contrario. Se trata de unas criaturas muy inteligentes que pueden encontrar minas terrestres que necesitan ser desarmadas, olfatear la tuberculosis e incluso han sido reclutadas en la lucha contra la caza furtiva de vida silvestre.

¿Su problema? Que no se había conseguido criar suficientes. Por norma general, los estrógenos influyen en las ratas hembra para que se vuelvan patentes, que es cuando se abre el introito vaginal. En una rata “normal” esto ocurre antes del nacimiento o antes de la pubertad, y anteriormente se pensaba que una vez que sucedía, permanecía igual durante la edad adulta.

No en el caso de la rata gigante del sur de África. Cuentan los investigadores que las vaginas de estas ratas no solo permanecen selladas hasta bien entrada la edad adulta, sino que también pueden sufrir lo que describen como una “transformación reversible asombrosa”. Las ratas hembras “sin patente tendrán un útero más pequeño, que se hace más grande cuando vuelven a ser patentes”.

¿Cómo? En el estudio se sugiere que es posible que la transformación reversible sea en respuesta a una hembra dominante dando señales químicas a las otras hembras cercanas que les impiden aparearse. Esto parece estar respaldado por el autor principal Alex Ophir, quien observó que varias ratas hembra desarrollaron permeabilidad al mismo tiempo después de que una hembra dominante en la colonia muriera. Según Ophir:

Podrías interpretarlo como manipulación por parte de una hembra para hacer que otras hembras dejen de reproducirse y, de hecho, en estos casos, a menudo comenzarán a contribuir al cuidado de la hembra reproductora dominante.

Ophir concluye que el hecho de que exista esta capacidad natural de cambiar la morfología y fisiología reproductiva sugiere que las cosas son probablemente mucho más plásticas de lo que creemos, “al menos, solo proporciona otro ejemplo de que las cosas no son tan dogmáticamente simples como la gente piensa”, zanja.