Una de las peculiaridades de las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) es su capacidad para “cantar”. Hembras y machos lo hacen, pero son estos últimos los que entonan las canciones más largas, que pueden durar hasta 20 minutos. Se han documentado casos de ballenas jorobadas que se han pasado hasta 24 horas cantando sin descanso.
En un estudio publicado en julio de 2022, científicos de la Universidad de Queensland, en Australia, descubrieron que las ballenas jorobadas de Nueva Caledonia aprendían las canciones que cantaban sus congéneres de la costa oriental australiana. Daba igual si la melodía era complicada, los cetáceos se las aprendían a la perfección. Los investigadores concluyeron que este comportamiento se producía porque unas y otras ballenas coincidían en las rutas migratorias y en las zonas de alimentación.
Ahora, otro equipo de investigadores perteneciente también a la Universidad de Queensland ha descubierto que las ballenas jorobadas cantan más alto cuando el viento hace ruido, pero no cuando oyen los motores de los barcos.
El hallazgo se ha publicado en Proceedings of the Royal Society B y según los investigadores, esta peculiaridad de la evolución de las ballenas podría afectar a su reproducción y comportamiento.
«Se trata de un hallazgo sorprendente, dado que el ruido de los motores tiene una gama de frecuencias similar a la del viento”, afirma Elisa Girola, una de las responsables del estudio. «Es posible que las ballenas detecten otras diferencias, como que el ruido del viento es de banda ancha y el mismo en grandes áreas, mientras que el ruido de los barcos lo genera una fuente puntual con picos de frecuencia específicos”.
Los investigadores desconocen si el hecho de que los animales no respondan al ruido de los barcos puede estar haciendo que se comuniquen con menor eficacia o incluso que esté afectando a su reproducción.
«El canto de los machos de ballena jorobada se utiliza probablemente para mediar en las interacciones reproductivas, pero no podemos decir si el ruido de los barcos está interfiriendo», apuntan los científicos.
Los audios de las ballenas se obtuvieron en la zona de Peregian Beach (Queensland) mientras los cetáceos se desplazaban desde las zonas de cría de la laguna de la Gran Barrera de Coral hasta las áreas de alimentación en la Antártida.
Los cantos de los cetáceos se grabaron con cinco boyas hidrófonas que enviaban señales a la playa.
En la zona se introdujo un barco pesquero de 19 metros para emitir ruido de motor.
Las ballenas no cantaron más alto a pesar del ruido del barco y los investigadores creen que usan otras estrategias para compensar ese ruido, aunque no tienen claro cuáles son. Apuntan dos posibilidades. Una sería la posibilidad de que diferencien señales acústicas que vengan de distintas direcciones y la otra que puedan distinguir una señal de un ruido cuando este último tenga componentes de frecuencia distintivos y al menos algunos de estos componentes no se solapen con la señal.
«Comprender la respuesta de las ballenas jorobadas al ruido es importante para desarrollar políticas de mitigación de las actividades humanas en el mar”, dicen los investigadores.