La nueva variante del COVID-19, KP.3, ha generado preocupación en Estados Unidos al convertirse en la cepa dominante, representando uno de cada cuatro nuevos casos según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Este incremento ha llevado a los CDC a monitorear de cerca las métricas clave, revelando una tendencia creciente en la expansión del virus.
En las últimas semanas, se ha observado un aumento en las visitas a la sala de emergencias por COVID-19, afectando a personas de todas las edades, especialmente en el occidente de Estados Unidos. Los datos de vigilancia indican una aceleración en los niveles del virus.
KP.3 ha superado a la variante KP.2, conocida como FLiRT, que alcanzó una incidencia del 22,5% esta semana. Aunque KP.2 fue la cepa dominante en semanas anteriores, su prevalencia ha comenzado a disminuir frente al avance de KP.3. Natalie Thornburg, jefa de laboratorio de la División de Coronavirus y Otros Virus Respiratorios de los CDC, mencionó que KP.2 y KP.3 son «casi idénticos entre sí, con una diferencia mínima».
Las variantes KP.3 y KP.2 se asemejan considerablemente a la variante JN.1, que predominó durante la ola de invierno pasada en EE.UU. Thornburg destacó que KP.3 «está muy cerca, pero no absolutamente encima de JN.1», subrayando la similitud entre estas variantes.
La aparición de KP.3 coincide con la supervisión continua de las tendencias por parte de los CDC, quienes ajustan sus estrategias de control y vigilancia. La comunidad médica se prepara para la temporada de vacunas de otoño, considerando las características y comportamiento de KP.3. Comparada con variantes anteriores, la diferencia entre KP.2 y KP.3 es menor, aunque las mutaciones de KP.3 podrían permitir una mejor capacidad para eludir la inmunidad preexistente. Thornburg enfatizó:
«Los virus tipo JN.1 y KP.2 están realmente uno encima del otro. Y KP.3 está muy cerca, pero no absolutamente encima de ellos» .