Para celebrar este primer año de ciencia, el equipo del James Webb ha publicado una escena espectacular de la región de formación estelar más cercana a la Tierra. Esta imagen muestra la acción caótica del complejo de nubes Rho Ophiuchi, que se encuentra a unos 400 años luz de distancia de la Tierra y sería muy parecido a cómo habría sido el lugar de nacimiento de nuestro Sol.
“En solo un año, el telescopio espacial James Webb ha transformado la visión del cosmos de la humanidad, observando las nubes de polvo y viendo la luz desde rincones lejanos del universo por primera vez. Cada nueva imagen es un nuevo descubrimiento, que permite a los científicos de todo el mundo hacer y responder preguntas que antes nunca podrían soñar”, comentó Bill Nelson, administrador de la NASA.
La increíble precisión de los instrumentos científicos de Webb ha permitido a la agencia espacial y sus socios capturar una imagen de primer plano de la región de formación estelar similar al Sol más cercana a la Tierra, Rho Ophiuchi. La zona que ha sido capturada por la cámara infrarroja NIRCam de James Webb, comprende alrededor de 50 estrellas jóvenes, todas ellas con una masa similar o menor que la de nuestra estrella. Algunas tienen las sombras características de los discos circunestelares, una señal de que eventualmente se pueden formar planetas a su alrededor.
«Estos ocurren cuando una estrella estalla por primera vez a través de su envoltura natal de polvo cósmico, lanzando un par de chorros opuestos al espacio como un recién nacido que estira sus brazos por primera vez hacia el mundo», dijo la agencia espacial estadounidense en un comunicado de prensa.
Esta imagen es una prueba más que demuestra la capacidad incomparable de Webb para mirar a través de las nubes de polvo cósmico y revelar las guarderías estelares que de otro modo estarían ocultas si no fuera por las cámaras infrarrojas del observatorio.
“La imagen de Webb de Rho Ophiuchi nos permite presenciar un período muy breve en el ciclo de vida estelar con nueva claridad. Nuestro propio sol experimentó una fase como esta, hace mucho tiempo, y ahora tenemos la tecnología para ver el comienzo de la historia de otra estrella”, dijo Klaus Pontoppidan, científico del proyecto Webb en el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial en Baltimore.
El telescopio James Webb, que se encuentra en el espacio profundo, en una órbita gravitacionalmente estable alrededor del Sol llamada L2 o punto de Lagrange L2, se concibió a finales de la década de 1980 como el sucesor del Hubble, que aún no se había lanzado, pero sufrió muchos años de retrasos y posibles cancelaciones del proyecto con legisladores preocupados por el presupuesto que no paraba de subir. No en vano, el observatorio ha costado 10.000 millones de dólares.
Gracias a su lanzamiento y puesta en marcha, Webb ha aumentado nuestra comprensión de las galaxias, las estrellas y las atmósferas de los exoplanetas más que nunca. Además, el trabajo de Webb dentro de nuestro propio sistema solar está ayudando a rastrear nuestros orígenes al comparar las detecciones moleculares en nuestro sistema con las de otros mucho más jóvenes.
“Con un año de ciencia a nuestras espaldas, sabemos exactamente cuán poderoso es este telescopio y hemos entregado un año de datos y descubrimientos espectaculares”, expone Jane Rigby, científica sénior del proyecto Webb. “La misión científica de Webb acaba de comenzar, hay mucho más por venir”.
Durante la próxima década, Webb continuará ofreciéndonos observaciones que desafían nuestra comprensión del universo, arrojando nueva luz sobre mundos alienígenas distantes, y ayudando a los científicos a comprender mejor fenómenos cósmicos misteriosos como la esquiva materia oscura.