Aunque la chismografía está presente en todo el mundo, en nuestro país, hoy más que nunca, los rumores no paran.
No se requieren plataformas digitales, se hacen comentarios que, de boca en boca, pasan a alcanzar una audiencia que ya quisieran muchos de los denominados influenciadores.
Que tal rico está en malaria, que fulana le pegó los cuernos a perencejo, que el marido encontró a la esposa con otra mujer, todos esos chismes pueden ser ciertos o no, pero qué carajo le importa eso a uno.
Hay hombres y mujeres a los que les gusta el chisme, pero los tenemos, que lo disfrutan y los propalan para recrearse y hacer daño, porque están jodidos o porque le cae mal el protagonista.
A la miseria económica se suma la miseria humana, los frustrados son demasiados y los perversos están por doquier!