La industria musical está preocupada por el impacto de la IA. Son conscientes que hay mucho dinero en juego y ya han movido ficha para intentar protegerse ante los avances de la inteligencia artificial. No quieren que estos algoritmos se aprovechen de canciones con copyright, en lo que ya apunta a ser el inicio de una nueva y profunda batalla sobre derechos de autor que previsiblemente puede extenderse en el tiempo.
Universal Music pide ayuda a Spotify y Apple Music. A través de una carta interna a la que ha tenido acceso Financial Times, el grupo Universal Music se ha puesto en contacto con Spotify y Apple para solicitar que bloqueen los servicios de inteligencia artificial que rastreen las canciones y las letras que estén protegidas con derechos de autor.
Es decir, Universal Music quiere evitar que sus artistas y canciones sirvan de «inspiración» para entrenar a la IA. No es una petición baladí, pues Universal Music gestiona casi un tercio del mercado musical a nivel global.
El discurso aumenta de tono. Además de solicitar el bloqueo, desde Universal Music explican que «no dudarán en tomar medidas adicionales para proteger los derechos de sus artistas».
En la misma línea se ha expresado la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA), que manifestó que la IA es capaz de «ser casi tan buena como las canciones de referencia de reconocidos artistas» y que entrenar a la IA con estas canciones sin autorización puede suponer una infracción de derechos.
Jukebox, Riffusion o MusicML. Los modelos más conocidos de IA son los de texto (ChatGPT) o imágenes (Midjourney o DALL-E), pero también hay múltiples IA centradas en la música. Es el caso por ejemplo de Jukebox, Dance Diffussion o la reciente MusicML, creada por Google y que permite generar canciones a partir de órdenes escritas.
Para alimentarlo se han utilizado cerca de 280.000 horas de melodías. Si nos fijamos en las piezas utilizadas vemos que principalmente es música clásica o genérica, pero otros modelos de IA podrían basarse fácilmente en canciones populares, muchas de ellas sí protegidas con derechos.
Jukebox, creada por OpenAI, se ha entrenado con un dataset de 1,2 millones de canciones, muchas de ellas de artistas muy reconocidos y actuales. Y también protegidos con derechos de autor.
Algunos artistas ya han empezado la batalla por su cuenta. Es el caso por ejemplo de Jay-Z, que ha aprovechado los derechos de copyright para eliminar audio generado con IA que se parecía a sus canciones. Son los conocidos como «deepfakes de audio».
Todo va muy rápido. En internet ya es fácil encontrar múltiples canciones que imitan la voz o el estilo de artistas conocidos. Y aquí es donde estos artistas están considerando que ese contenido es una infracción de sus derechos. Para evitar que las IA puedan replicar esas canciones con facilidad, gestores como Universal Music han pedido ayuda a los servicios de streaming. Desafortunadamente para sus intenciones, la velocidad con la que avanza esta IA es tal que se antoja difícil evitarlo.
A nivel legal no está nada claro. Los jueces llevan años debatiendo sobre la IA. El asunto del copyright y los derechos de autor es un mundo con muchas aristas y la llegada de la IA lo único que hace es complicar todavía más las cosas. En lo relativo al copyright y la IA, ni siquiera la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) tiene unas directrices claras.
«La música comercial generada por la IA y las invenciones creadas por la IA no están lejos, y transformarán los conceptos de «compositor», «autor» e «inventor», aunque exactamente cómo aún no está claro», explicaba Francis Gurry, su director general.