La familia Díaz se reencuentra en partido Rojos-Mets

Edwin Díaz, taponero de los Mets de Nueva York, y su hermano Alexis, relevista novato de los Rojos de Cincinnati, intercambiaron las tarjetas con las alineaciones en el plato, antes del juego del martes entre ambos equipos.

Bajo la mirada de varios familiares que vestían camisas con una mitad de los Mets y la otra de los Rojos, los hermanos se enfrentaron por segunda noche seguida. Edwin y Alexis se estrecharon la mano entre sí y con los umpires, antes de darse un abrazo.

Con una efectividad de 1.39, 26 salvamentos y 91 ponches en 45 innings y un tercio — sin mencionar una popular canción que anuncia su ascenso a la lomita — Edwin tiene 28 años, es el hermano mayor y está disfrutando una campaña dominante.

Alexis, de 25, llegó a los Rojos tras la pretemporada, y tiene un récord de 3-1 con un promedio de 1,94 carreras limpias admitidas y cuatro salvamentos en su primera estadía dentro de las mayores.

«Es increíble», dijo Edwin padre durante la segunda entrada. «Mis hijos comenzaron a jugar cuando tenían 5 o 6 años. Su sueño se hizo realidad».

El padre dijo que la idea de las camisas divididas fue de la madre de Kyle y Corey Seager, quien confeccionó prendas similares cuando el primero, de Seattle, y el segundo, de los Dodgers de Los Ángeles, se enfrentaron entre sí.

Fue en 2018, cuando Edwin Díaz y Kyle Seager eran compañeros.

«Yo dije: ‘Un día voy a estar así'», añadió Díaz padre. «Cuando Alexis llegue a las mayores, voy a tener esa camisa también, me dije».

Tras el intercambio de tarjetas en el plato, los hermanos posaron para una foto con los umpires y se abrazaron de nuevo. Fue la segunda vez en la campaña que los hermanos Díaz han intercambiado tarjetas con las alineaciones.

Lo hicieron también antes del primer juego de la serie en Cincinnati, el 4 de julio.

«Es un gran momento para su familia», dijo el lunes el manager de los Mets, Buck Showalter. «¿Pueden imaginarse lo orgullosos que están?».

David Bell, manager de los Rojos, se mostró particularmente conmovido por el encuentro de la familia Díaz a la mitad de la temporada. El hermano fallecido de Bell, Mike, jugó con Cincinnati en 2000, cuando David estaba con los Marineros.

«Pienso que la mejor parte de esto no es jugar uno contra el otro, sino encontrarse en un ocupado calendario de Grandes Ligas en el que uno tiene suerte de que los equipos se enfrenten para pasar un tiempo junto al otro», dijo Bell. «En el campo y en el juego todo es grandioso, pero fuera de éste ocurre lo mejor, porque es tu hermano y no puedes verlo muy seguido, especialmente cuando los dos son peloteros de las mayores».