La compañía Nord Stream 2 AG, registrada en Suiza por el gigante ruso Gazprom, se ha declarado en bancarrota y ha despedido a todos sus empleados. El consorcio era el responsable de construir y operar el gasoducto del mismo nombre, el segundo de los que uniría a Rusia y Alemania bajo las aguas del mar báltico y con el que se esperaba doblar los aportes de gas de Moscú a Europa. La invasión de Ucrania, sin embargo, ha llevado a la congelación del proyecto -finalizado en septiembre del año pasado- y a la aplicación de duras sanciones a las empresas rusas tras su explotación.
Según ha informado el medio francés BFM, el consorcio establecido en el cantón suizo de Zug se ha declarado en quiebra y ha comenzado a despedir a los más de 140 trabajadores de su sede.
La construcción del Nord Stream 2 ha sido uno de los ejes de la disputa energética y geopolítica entre Europa, Rusia y Estados Unidos en los últimos años. El proyecto comenzó a evaluarse en 2011 y se aprobó en 2015, pero siempre fue visto con muy malos ojos desde Washington, al entender que haría a Europa completamente dependiente de la energía rusa.
Multitud de países europeos también expresaron durante años sus dudas sobre el proyecto y sobre cómo afectaba a la soberanía energética del continente. Sin embargo, la posición favorable de Alemania no se movió prácticamente hasta finales de 2021.
La precipitación de los acontecimientos en Ucrania ha dado al traste con un proyecto enraizado en el fondo de la política europea. El primer Nord Stream fue acordado durante una visita de Vladimir Putin al ex canciller alemán Gerhard Schröeder en el año 2005, y posteriormente bendecido y ejecutado durante los primeros años de mandato de Angela Merkel.
Schröeder, amigo personal de Putin, es en la actualidad jefe del consejo de supervisión del gigante petrolero ruso Rosneft, además de ostentar un alto cargo en el panel de administración de Nord Stream.