Los humanos tenemos predilección por los bandos, y casi podríamos definir nuestra personalidad por ellos. Un ejemplo lo tenemos en aquellos que prefieren a los perros o a los gatos para compartir la vida. No solo eso. Varios estudios han sido capaces de demostrar qué bando es más inteligente.
De hecho, en estos trabajos hay un denominador común: las “personas de gatos” tienden a ser más inteligentes que las “de perros”. Además, un estudio encontró que el campo pro-gato tiende a ser más creativo, independiente y rebelde. Dicho esto, la ciencia sugiere que no todo es negativo para los amantes de los perros, al igual que tampoco todo es positivo para los felinos.
En un estudio del año 2017 que llevaron a cabo psicólogos de la Universidad de Florida, la Universidad Carroll y la Universidad Marquette, se reunió a 418 estudiantes universitarios que se autoproclamaban amantes de los perros o de los gatos, y luego les dieron un cuestionario detallado que indagaba en sus rasgos de personalidad. El trabajó reflejó que 352 se declaraban amantes de los perros y 66 confesaron preferir los gatos.
¿Qué ocurrió? Que los “pro gatos” obtuvieron puntuaciones más altas en una prueba de razonamiento e inteligencia general, además de que también demostraron ser mejores en el pensamiento abstracto, la autosuficiencia y la mentalidad abierta.
No todo fueron malas noticias para los amigos de los perros, ya que el grupo más grande tenía más probabilidades de tener personalidades extrovertidas y cálidas que son muy conscientes de las reglas. Según escribieron los autores del trabajo:
Tomados en conjunto, estos hallazgos describen las personalidades de la persona promedio con gatos como tímida, solitaria, impersonal, seria e inconformista, pero también creativa, sentimental, independiente y autosuficiente. Por el contrario, estos hallazgos describen a los amantes de los perros como personas con los pies en la tierra, pragmáticas y obedientes, así como cálidas, extrovertidas, sociables, expresivas y orientadas al grupo. Los hallazgos sugieren que las personas que obtienen una puntuación más alta en la conciencia de las reglas y la vivacidad tienden a preferir los perros, y las personas que obtienen una puntuación más alta en el razonamiento y la sensibilidad emocional tienden a preferir los gatos.
En el último dato recogido por el estudio los investigadores decían no haber encontrado diferencias significativas entre ambos bandos con respecto a la ansiedad y el neuroticismo.
Con toda esta información, el estudio argumenta que la tendencia puede explicarse por la creatividad. Los rasgos vinculados a las personas creativas, como la apertura mental y la menor atención a las reglas, también son compartidos por los amantes de los gatos. Por contra, los amantes de los perros poseían con mayor frecuencia rasgos que tienden a inhibir la creatividad, como la escrupulosidad. “El estudio sugiere que las personas que se consideran creativas tienden a preferir los gatos como mascotas”, zanjan los autores.