La ciencia ya sabe cuándo comenzó la Era Vikinga. Gracias a una llamarada solar

Hace mil años, navegantes procedentes de Escandinavia viajaron hacia el oeste desde Groenlandia y llegaron hasta una costa a la que llamaron Vinland. Allí establecieron campamentos, cultivaron y combatieron con la población local. Los restos de sus estructuras comunales y artefactos aún persisten en una zona arqueológica del pueblo costero L’Anse aux Meadows, en Canadá. Estos fueron, probablemente, los primeros europeos que pisaron Norteamérica.

Eran los conocidos Vikingos, esa civilización nórdica cuya imagen ha pasado a los tiempos modernos como violentos guerreros (y hay cientos de películas y series para demostrarlo), asaltantes barbudos empuñando hachas y espadas y portando recias armaduras de hierro. También realizaron viajes al sur. «Hombres paganos destruyeron la iglesia de Dios en la isla de Lindisfarne mediante robos feroces y matanzas», señalaron algunos cristianos en la Crónica anglosajona, citando un ataque en una isla frente a la costa de Gran Bretaña.

Cuándo y por qué los vikingos se dirigieron al sur es un misterio. Según algunos historiadores, las monedas de plata conocidas como dirhams que llegaron a Europa desde Oriente Medio nublaron el juicio de los vikingos. Y esa obsesión por la plata pudo motivar los primeros viajes (e incursiones) de esta civilización a través de los mares del Norte y Báltico. Sin embargo, precisar exactamente cuándo lo hicieron ha sido prácticamente imposible.

Hasta ahora.

El arqueólogo Søren Sindbæk y sus colegas de la Universidad de Aarhus en Dinamarca han reconstruido el momento de los primeros viajes de los vikingos gracias al poder que desató lo que probablemente fue una llamarada solar supermasiva que estalló en el año 774.

¿Una llamarada solar? ¿Vikingos?

Los primeros viajes

Antes de seguir con el tema de la llamarada solar, y para entender la relación de este evento climático y la historia vikinga, hay que ir al origen de una investigación arqueológica que lleva realizándose en Ribe en el Mar del Norte, desde 1970. Los historiadores han trabajado allí en busca de artefactos que puedan ayudar a explicar uno de los enigmas más debatidos de la historia: cómo en unas solas décadas, una sociedad de agricultores pobres se convirtieron en los vikingos que dominaron Europa durante casi 300 años, dando lugar a la Era Vikinga.

VIKINGOS

Según la investigación reciente, algunos valientes y codiciosos marineros de la península escandinava lograron cruzar el implacable estrecho de Skagerrak de 100 kilómetros hasta Ribe. Allí dejaron pistas de por qué habían ido y que revelan que no eran tan violentos (al menos 50 años antes de la incursión de Lindisfarne). De hecho, el éxito de los vikingos se explica mejor por el comercio y no por las incursiones violentas.

El grupo de investigación de Sindbæk descubrió evidencia de una ciudad comercial en Ribe, donde los ciudadanos se reunían y vendían sus mercancías. Y lo hicieron pacíficamente. En los pisos de arcilla de las casas que habían funcionado como residencias y talleres, encontraron 100.000 artefactos: herramientas, accesorios y baratijas que definirían la cultura de la era vikinga.

Volviendo a la llamarada…

Cómo funciona la datación de carbono

Una de las técnicas más comunes para revelar la cronología del mundo antiguo es la datación por radiocarbono. ¿Cómo funciona? Los organismos vivos toman carbono y lo incorporan a sus tejidos. Ese carbono consta de tres isótopos. El más abundante, el carbono 12, permanece inalterable en la atmósfera. Otro, el carbono 14 es radiactivo y se desintegra en nitrógeno 14 con el paso del tiempo. Cada 5730 años, la radiactividad del carbono 14 desciende a la mitad.

Como el carbono 12 no se desintegra, nos sirve para medir la inevitable desaparición del carbono 14. Cuanto menos radiactividad emita un isótopo de carbono 14, más antiguo es. Saber esa vida media y la cantidad de radiocarbono en, por ejemplo, un hueso o un objeto de madera ayuda a los científicos a calcular la edad de esa materia orgánica.

Los anillos de los árboles tienen la misma utilidad: registran el contenido de radiocarbono atmosférico en el año en que se formó. Pero los datos anuales de anillos de árboles son escasos para los siglos VIII y IX. Por lo tanto, los arqueólogos no han podido fechar los artefactos de la era vikinga con precisión.

Así que, para averiguar el momento de estos eventos, el equipo de Aarhus tuvo otra idea: observó si se registraron signos de una antigua erupción solar en el lugar. ¡Y Eureka! En el año 774, una colección de manuscritos relata la aparición en el cielo de un «crucifijo rojo». Algunas personas vieron «serpientes» deslizarse con los mismos movimientos que una aurora boreal. Los astrónomos han especulado que el avistamiento fue el polvo atmosférico que dispersa la luz de una supernova cercana, especialmente vívida provocada por una llamarada solar gigante.

rafaga solar

Tal y como se explica en este artículo de ScienceNews, a nivel atómico, las partículas solares que fluyen hacia la atmósfera de la Tierra desencadenaron reacciones nucleares que transformaron algunos átomos de nitrógeno en una variante inestable de carbono. Esa tormenta solar creó un 1,2% más de carbono de lo habitual. Y esa proporción quedó impresa en cualquier organismo vivo en ese momento. 

De hecho, el físico Fusa Miyake de la Universidad de Nagoya en Japón descubrió por primera vez este pico en radiocarbono hace una década, en los anillos de los cedros japoneses. Contando los anillos anuales, pudo identificar el año de la tormenta solar.

Los descubrimientos

Con esa fecha en mente, los hallazgos en Ribe tenían más potencial para arrojar luz sobre los orígenes del comercio de la era vikinga. Las ramitas, el centeno, la cebada, la avena, las cáscaras de nuez y otros desechos que aún permanecen allí más de 1.000 años después posiblemente marcarían la llamarada. Y efectivamente, dos piezas de carbón y una cáscara de avellana del taller de un fabricante de peines resultaron tener la misma proporción de carbono que los anillos de roble que datan de 775.

arqueólogo

La llamarada y la datación de carbono ayudó al equipo a fechar con mayor precisión los artefactos excavados en Ribe y, por tanto, a determinar cuándo los vikingos empezaron sus travesías comerciales. Por ejemplo, se concluyó que en la década de 740, los primeros vikingos ya llegaban en barcos lo suficientemente grandes como para transportar bloques de piedra suecos y noruegos. 

Esta técnica científica hace que sea mucho más fácil estudiar las causas y efectos de los acontecimientos a lo largo de la historia en el mundo. De hecho, otra llamarada solar ligeramente más débil en 993 con un pico de carbono permitió a otro grupo de arqueólogos confirmar cuándo vivieron los vikingos en América del Norte. Los objetos de madera en el L’Anse aux Meadows tienen la «firma» de esa llamarada de 993. Y contar los anillos de los árboles reveló cuándo se habían cortado las maderas para hacer esos objetos: en el año 1021.