A finales de la década de 1950, los seres humanos alcanzamos un hito extraordinario: fuimos capaces de poner el órbita el primer satélite artificial, el Sputnik 1. Y desde ese entonces no hemos dejado de lanzar objetos al espacio, pero nuestra ambición por explorar el cosmos ha derivado en un creciente y preocupante problema: el de la basura espacial.
En 2022, según Statista, había aproximadamente 6.900 satélites orbitando nuestro planeta. Expertos como el astrofísico del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, Jonathan McDowell, estiman que dentro de esta década podríamos llegar a tener hasta 100.000 satélites en órbita. Se trata de un aumento que se traducirá en más desechos en órbita.
Starlink nos muestra lo que está pasando en el espacio
La ecuación es bastante simple. A mayor cantidad de desechos orbitales, mayores probabilidades de causar problemas. Si bien muchas piezas son lo suficientemente grandes como para ser rastreadas, otras más pequeñas se escapan de los sensores y también presentan una amenaza por posible impacto debido a las velocidades extremadamente altas en la que viajan.
Starlink puede ser un buen ejemplo para entender lo que está sucediendo en órbita y cómo se deben tomar medidas para mitigar posibles colisiones. La compañía de internet satelital de SpaceX presenta cada determinada cantidad de tiempo un informe ante la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC) que revela la cantidad de maniobras de evasión realizadas.
El documento señala que los satélites Starlink completaron poco más de 25.000 maniobras de evasión entre el 1 de diciembre de 2022 y el 21 de mayo de 2023. Si bien, cabe señalar, la compañía de Elon Musk dice superar el estándar de evasión de la industria, la cantidad de maniobras realizadas se duplicaron en relación al período anterior al tiempo que agregó 457 satélites a la órbita.
Analizando minuciosamente lo que ha ocurrido nos encontramos con que, de las 25.000 maniobras, más de 1.300 respondieron a la necesidad de actuar ante los escombros generados por el satélite ruso destruido en una prueba antisatélite del mismo país en noviembre de 2021. Recordemos que aquel evento no ha estado exento de polémicas por el campo de escombros generado.
Tras la prueba, los tripulantes de la Estación Espacial Internacional se vieron obligados a refugiarse en las cápsulas acopladas durante un período de dos horas ante un posible impacto. Ahora bien, la mayor parte de los escombros del satélite ruso han ido desapareciendo y en la actualidad solo queda un remanente del 9% en órbita, aunque un número menor, todavía representando riesgos.