EFE.-El primer ministro británico, Boris Johnson, recurrió a todo su catálogo de ocurrencias y juegos de palabras, en los que brilla por su ingenio, para tratar de mandar un mensaje de optimismo a las bases del Partido Conservador en un momento de inquietud por las crisis en la economía y la subida de impuestos.
Los militantes «tories» recibieron a Johnson en la clausura de su congreso anual en Mánchester (norte) como lo que es: el líder sin discusión de su partido, la figura conservadora más importante desde Margaret Thatcher.