El militar de mayor rango de Estados Unidos se reunió el miércoles con su homólogo ruso, en medio de los esfuerzos de Estados Unidos por obtener derechos para instalar bases militares y otros recursos antiterroristas en países en la frontera con Afganistán, algo a lo que Rusia se opone con rotundidad.
La reunión en la capital de Finlandia, Helsinki, entre el general Mark Milley, presidente del Estado Mayor de Estados Unidos, y el jefe del Estado Mayor ruso, el general Valery Gerasimov, se produjo en un momento clave tras la retirada militar de Afganistán.
Sin tropas sobre el terreno, Estados Unidos necesita negociar más bases, intercambio de inteligencia y otros acuerdos para ayudar a vigilar a milicianos de Al Qaeda y el grupo Estado Islámico en Afganistán, y asegurarse de que no se reagrupan y plantean una amenaza para Estados Unidos y sus aliados.
Sin embargo, el ministro ruso de Exteriores, Sergei Ryabkov, dijo en julio que Moscú advertía a Estados Unidos de que cualquier despliegue de tropas estadounidenses en países contiguos a Afganistán “es inaceptable”.
Rusia había dicho a Estados Unidos “de una forma directa y clara que cambiarían muchas cosas no sólo en nuestra percepción de lo que ocurre en esa importante región, sino también en nuestras relaciones con Estados Unidos”, afirmó Ryabkov.
El viceministro añadió que Rusia había tenido una “conversación sincera” con los países de Asia Central para advertirles que no permitieran la presencia de tropas estadounidenses dentro de sus fronteras.
Milley declinó dar detalles sobre la reunión a los periodistas que viajaron con él a Helsinki. En un comunicado el miércoles, el coronel Dave Butler, portavoz de Milley, señaló que la cumbre era una “continuación de conversaciones” para “reducir riesgos” y desescalar conflictos.
Ambas partes acordaron no divulgar detalles sobre las conversaciones, como se ha hecho en reuniones y llamadas previas.
El encuentro entre los dos generales, así como las conversaciones más amplias sobre antiterrorismo de esta semana, se celebran tras un ataque aéreo estadounidense en Afganistán en los últimos días de la caótica evacuación de ciudadanos estadounidenses, afganos y de otros países. Estados Unidos afirmó en un principio que el ataque de dron había matado a un extremista islámico que quería atacar el aeropuerto de Kabul, pero ahora admite que fue un error que mató a 10 civiles, incluidos siete niños.
El incidente provocó dudas sobre el futuro de los ataques de dron lanzados desde lugares lejanos contra terroristas en Afganistán. Sin embargo, el general Frank McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, dijo que si bien ese ataque fue un “trágico error”, no era comparable con futuros ataques antiterroristas.
Gerasimov y Milley sostuvieron al menos seis conversaciones en los últimos tres años, dos de ellas en 2021. Además, se reunieron en Berna, la capital de Suiza, a finales de 2019.