La semana pasada, el gobierno japonés aprobó la construcción del primer casino del país en la isla artificial de Yumeshima, ubicada en la ciudad de Osaka. Según informó Reuters, las obras comenzarán después de la Expo 2025, evento que tendrá lugar en dicha ciudad. Además, el proyecto costará más de 7.000 millones de euros y estará listo en 2029.
El interés de los peces gordos. Asimismo, MGM Resorts International y Orix Corp son los operadores de juego que poseen el 80% de las acciones del consorcio que construirá el resort, según Japan Times. El 20% restante lo poseen firmas como Panasonic Holdings y Kansai Electric Power, entre otras. Además, según un documento del gobierno regional de Osaka, bancos como el MUFG y el Sumitomo Mitsui Banking Corp estarían dispuestos a aportar casi 4.000 millones de euros para financiar el proyecto.
Potenciar el turismo. En este sentido, según Reuters, este nuevo resort puede obtener en torno a 4.000 millones de euros anuales y espera atraer a seis millones de turistas internacionales y 14 millones de visitantes nacionales. Sobre esta cuestión habló el primer ministro japonés, Fumio Kishida, quien afirmó en declaraciones recogidas por Japan Times que “los resorts son una iniciativa necesaria para promover nuestro país como un país turístico”, señalando que estos espacios “atraen a muchos visitantes de Japón y del extranjero”.
Mucho negocio. Además, The Guardian informó de que este resort incluirá, además del casino, restaurantes, tiendas y otros espacios de entretenimiento. Así, este complejo convertirá a la región de Osaka en una “base turística que dispersará el encanto de Japón por el mundo”, según Fumio Kishida. Ello se traduce, adicionalmente, en mucho negocio: según el medio británico, el resort podría generar más de 18.000 millones de euros anuales si se construyen tres casinos diferentes. Por su parte, el gobierno de Osaka estima que se crearán 15.000 puestos de trabajo.
Un proceso con escándalos. Por otro lado, la aprobación de la construcción de este resort culmina un proceso que comenzó en 2018 cuando se dio luz verde a la legislación que permitía la construcción de estos espacios destinados a la industria del juego. Posteriormente, el desarrollo de este proyecto fue paralizado por el arresto en 2019 del parlamentario Tsukasa Akimoto -diputado del partido en el gobierno en aquel momento- por haber aceptado sobornos por parte de un operador de juego interesado en el proyecto, y por la pandemia en 2020.
La opinión pública. Se trata, además, de un proyecto que ha generado tanto rechazo que diversas propuestas de referéndum sobre la construcción del resort han sido propuestas en los últimos años, si bien todas acabaron por ser rechazadas. Sin embargo, en una encuesta publicada este mes por Nikkei, el 45% de los habitantes de Osaka se mostraban a favor del proyecto, mientras que un 38% estaban en contra. Cabe destacar que otra encuesta, llevada a cabo por el periódico Mainichi, señaló que un 17% de los residentes se encontraba indeciso.
Problemas con el juego en Japón. Todo ello refleja la desconfianza que genera el juego entre la población japonesa. Esto se debe a que Japón es uno de los países con mayores problemas de adicción al juego de todo el mundo, según un documento publicado en 2021 por Critical Gambling Studies y elaborado por varios investigadores universitarios. Algunas de las disciplinas deportivas que más interés generan entre los aficionados a las apuestas son las carreras de caballos, de lanchas motoras, de motociclismo y de ciclismo en pista.
El pachinko. Sin embargo, los dos juegos más populares entre los japoneses son el pachislot y el pachinko, los cuales están distribuidos en locales que poseen una estrategia de funcionamiento que permite a los dueños eludir las restricciones legales japonesas. En el caso del pachinko, se estima que existen 7.600 jugadores habituales en Japón, los cuales gastan anualmente alrededor de 171.900 millones de euros en jugar según datos de Business Insider.
Asimismo, The Guardian citó recientemente una encuesta gubernamental publicada en 2021 que indicaba que casi tres millones de personas, en torno al 2,2% de la población japonesa, tenía problemas con la adicción al juego.
El casino responde. Por todo ello, con el objetivo de disipar las dudas, el gobierno de Osaka informó de que las personas deberán pagar 6.000 yuanes (alrededor de 795 euros) por cada 24 horas que pasen en el casino del futuro resort. Además, si alguien reclama la prohibición de entrada a un pariente en la zona de juego, se le impedirá el paso a dicha persona.
Un negocio muy lucrativo. Este viraje japonés hacia el juego se fundamenta en el objetivo de impulsar la economía del país. En este sentido, Tokio ha decidido hacer caso omiso a las preocupaciones de la población acerca de los efectos negativos de la industria del juego y apostar por un mercado que mueve anualmente alrededor de 57.000 millones de euros, según datos del portal Grand View Research.