El Gobierno de Japón anunció hoy una nueva ronda de sanciones contra Rusia que incluyen la congelación de activos de 141 personas, entre ellas el primer ministro del país, Mikhail Mishustin, y la prohibición de las exportaciones a 71 empresas rusas.
La nuevas medidas punitivas están dirigidas a contribuir a «los esfuerzos internacionales» por la paz en Ucrania, según anunció en un comunicado el Ministerio nipón de Exteriores este martes, y se han hecho públicas después de que el en la víspera Tokio anunciara la suspensión progresiva de sus importaciones de crudo ruso.
Además del primer ministro ruso, que se suma a la lista de personas que ya estaban sujetas a sanciones como el presidente Vladímir Putin, entre los nuevos sancionados figuran otros altos cargos políticos, empresariales y militares de Moscú y de las repúblicas prorrusas de Lugansk y Donetsk.
Japón también prohibirá las exportaciones a 71 empresas e instituciones rusas de investigación científica, y vetará las ventas al país vecino de determinados productos considerados de alta tecnología, como los ordenadores cuánticos.
En sus tandas previas de sanciones, Japón decidió dejar de exportar semiconductores y componentes para microchips que pudieran ser empleados por la industria militar rusa, y entre otras categorías de productos, paralizó también las ventas de automóviles de lujo a Rusia.
El portavoz del Ejecutivo, Hirokazu Matsuno, afirmó este martes en rueda de prensa que Japón ha aprobado estas nuevas sanciones en coordinación con el G7, y tras las reuniones telemáticas y presenciales que ha mantenido en las últimas semanas el primer ministro nipón Fumio Kishida con otros líderes del grupo de los siete.
«Japón está muy impactado por la situación en Ucrania, en la que se ha acabado con la vida de civiles inocentes, y con la grave crisis humanitaria y la extraordinaria destrucción de ciudades como Mariúpol», dijo el portavoz, quien también acusó a Moscú de «actos crueles e inhumanos».
Kishida anunció en la víspera que la tercera economía mundial suspendería sus importaciones de crudo ruso, que representan menos del 4% de sus compras totales globales de este combustible, en el marco de lo discutido en el G7.
Japón, no obstante, aclaró que esta interrupción se haría de forma progresiva para minimizar el impacto en su suministro energético, y en el mismo sentido anunció que por el momento se mantendrá la presencia japonesa en explotaciones energéticas conjuntas con Moscú como las de la isla de Sajalín.