Ocurrió en el año 2004 durante los minutos televisivamente más mediáticos del año. El show de medio tiempo de la Super Bowl contó con dos grandes estrellas del pop, Janet Jackson y Justin Timberlake, que entraron en la historia tras protagonizar una de las actuaciones más polémicas vistas hasta el momento.
El incidente se produjo al final de la actuación cuando Timberlake arrancó parte del atuendo de Jackson y expuso temporalmente su pecho, cubierto con una pezonera en forma de joya. Al parecer esto escandalizó a todo el público y arruinó la carrera de la cantante, mientras que la del artista siguió intacta.
Ahora, el New York Times -el mismo periódico que promovió el movimiento ‘Free Britney’- ha lanzado un nuevo documental llamado ‘Malfunction: The Dressing Down of Janet Jackson’ donde critica la manera en la que Jackson fue avasallada a raíz de la actuación de la Super Bowl.
Esta iniciativa por limpiar la carrera de la artista no ha gustado mucho a su protagonista, que se ha negado a aparecer en vivo. «Quiere que ese documental desaparezca. Ella no pidió un movimiento ‘Free Janet’. No está interesada», dijo Wayne Scot Lukas, el ex estilista de Jackson que diseño el traje de Janet Jackson.
La cantante se negó a participar en el proyecto del New York Times e pidió a todo su entorno que tampoco lo hiciera. «Quiere contar su propia historia», dijo. Con estas marcadas ausencias, el documental expone cómo el entonces director ejecutivo de CBS, Les Moonves, se propuso arruinar la carrera de Jackson tras ese «vergonzoso» incidente, mientras que la carrera de Timberlake florecía a pasos agigantados.
MTV también boicoteó a la cantante y apenas reprodujo sus nuevos videos musicales, después de ser icono número uno de la cadena tras años antes del espectáculo. El diseñador del vestuario de Janet explicó que había recibido amenazas de muerte y que echa de menos que alguien se hubiera prestado a darle apoyo.
«Desearía que Janet o alguien pudiera salir ahora y decir: ‘dejad a mi amigo Wayne en paz, no hizo nada malo’. Mientras no sea así, los dedos seguirán apuntándome», concluye.