El Ejército de Israel confirmó este martes el bombardeo de “un complejo de entrenamiento de Hamás” en el sur del Líbano, donde, según autoridades locales, murieron 13 personas. “El Ejército atacó a terroristas que operaban en un complejo de entrenamiento de Hamás en la zona de Ain el Helu”, informó la institución en un comunicado, en el que añadió que “el complejo militar era utilizado por terroristas de Hamás para maniobras de entrenamiento y planear ataques contra las fuerzas del Ejército y el Estado de Israel”.
El ataque tuvo lugar en el mayor campamento de refugiados del Líbano, ubicado en la ciudad de Sidón, al sur del país. Aunque las fuerzas armadas israelíes suelen referirse como terroristas a milicianos o personas que atacan a israelíes, el comunicado no ofreció pruebas que vinculen directamente a las víctimas con el grupo islamista palestino. El Ejército aseguró haber tomado medidas para reducir el daño a civiles, empleando municiones de precisión y vigilancia aérea.
Israel enmarca la ofensiva dentro de los bombardeos que mantiene en el Líbano, pese al alto el fuego vigente, con el objetivo de frenar el rearme de milicias en la zona, principalmente del grupo chií Hizbulá. Desde el inicio del conflicto a finales de 2023, se han registrado múltiples ataques contra responsables de facciones en carreteras y campamentos de refugiados, incluido el operativo que causó la muerte del entonces número dos de Hamás, Saleh al Arouri, en las afueras de Beirut.
El conflicto entre Israel y Hamás se intensificó a finales de 2023 tras una nueva escalada de enfrentamientos en Gaza y otras zonas fronterizas. Desde ese momento, Israel ha ejecutado operaciones selectivas contra líderes y campamentos del grupo islamista palestino, con el argumento de neutralizar amenazas directas a su seguridad. El sur del Líbano y sus campamentos de refugiados han sido escenario frecuente de estos ataques debido a la presencia de milicias y entrenamientos de grupos armados como Hamás y Hizbulá.
Las fuerzas israelíes defienden estas acciones como medidas de defensa preventiva, apoyándose en municiones guiadas y sistemas de vigilancia aérea para minimizar daños colaterales. Pese a esto, los bombardeos continúan generando preocupación internacional por el impacto sobre la población civil y la creciente fragilidad de la estabilidad regional.