Las cosas han cambiado para Meghan y Harry en los últimos días, y todo es gracias a la visita que hicieron a la reina Isabel el pasado fin de semana, previo a su llegada a Holanda para dar comienzo a los Invictus Games.
Parece que la monarca quedó tan complacida con su presencia que los invitó a formar parte de la celebración de su Jubileo de Platino este junio, específicamente a dos importantes escenarios: el primero, a la aparición en el balcón del Palacio de Buckingham, así como al servicio de acción de gracias en honor a los 70 años de reinado de Isabel II, a llevarse a cabo en la catedral de San Pablo en el centro de Londres.
No está confirmado aún si los duques de Sussex harán el viaje, pero el haberse visto cara a cara con la monarca seguramente habrá puesto un poco de presión.
De acuerdo con The Telegraph, por su condición de miembros no activos de la familia real, la pareja no podría tomar protagonismo en otro tipo de eventos de corte oficial.
Si los duques decidieran hacer el viaje y cumplir los deseos de Isabel, esto implicaría la posibilidad de ver a Archie y a Lilibet, sus hijos, en el balcón de Buckingham, como sucederá con los duques de Cambridge y su familia. Pero ha sido tanto el secretismo en torno a ellos que aún nada está definido.
Lo cierto es que, según el Daily Mail, Harry “prometió a la reina que podría abrazar a sus bisnietos, Archie y Lilibet, en un futuro cercano”.
Hay un obstáculo para que esto suceda. El gobierno británico se rehusa a dar a los Sussex seguridad policial dado su estatus actual en la familia real, cuestión que el príncipe sigue peleando dado que “no se siente seguro” al viajar con su familia a su tierra natal.
Meghan no había pisado el Reino Unido desde el famoso Megxit, cuando la pareja decidió dejar sus obligaciones reales para comenzar una vida en Estados Unidos, después de una corta estancia en Canadá.
Harry, en cambio, estuvo presente en el funeral del duque de Edimburgo en abril de 2021, y en julio acudió con el príncipe William a develar una estatua de la princesa Diana en el Palacio de Kensington. Sin embargo, llamó la atención la ausencia de la pareja en un evento de máxima importancia: la misa en homenaje al duque de Edimburgo el pasado 29 de marzo.