Hoy se cumplen 40 años del suicidio de Antonio Guzmán

El 4 de julio de 1982, a solo 43 días para que el presidente Antonio Guzmán entregara el poder a su compañero de partido Salvador Jorge Blanco, un disparo proveniente del baño del despacho presidencial irrumpió aquel día normal y conmocionó al país. Asumió la Presidencia el entonces vicepresidente Jacobo Majluta Azar.

Hoy se cumplen 40 años de ese disparo en la sien, que se produjo Guzmán y que tejió una serie de rumores y versiones sobre los motivos que hasta el día de hoy siguen generando debates. Para la familia Guzmán, la verdadera razón del suicidio de don Antonio fue la profunda depresión que este arrastraba y que nunca fue tratada, porque ese tipo de tema era un tabú, porque las personas consideraban que los depresivos eran simplemente locos.

Lo que dijo Peña Gómez

En una publicación del periódico El País, fechada el 9 de julio de 1982, el líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), José Francisco Peña Gómez, aseguró que estaba decepcionado porque muchos amigos le habían traicionado y se alejaban de él al acercarse el día en que debía entregar el poder.


En ese momento, Peña Gómez dijo que Antonio Guzmán “era un hombre obsesionado por la honestidad” y limpieza de las actuaciones de su Gobierno, pero que recientemente “había tenido que apartar de sus cargos a algunos funcionarios cuyos nombres me ofreció, porque  no habían respondido a la confianza que depositara en ellos.”

Lo que dijo Balaguer

El presidente Joaquín Balaguer reveló en “Memorias de un cortesano en la Era de Trujillo” que en enero de 1982, cuatro meses antes de las elecciones generales, se reunió “discretamente” con el entonces Antonio Guzmán y su familia, en la Casa Presidencial de Sans Soucí, y que estando solos, entre otras cosas íntimas, el presidente Guzmán le expuso su preocupación por los posibles resultados de las elecciones del siguiente 16 de mayo, porque “le atormentaba sobre todo la posibilidad del triunfo en esa consulta electoral del doctor Salvador Jorge Blanco”.

Esta versión es confirmada por el periodista Carlos Cepeda, quien en su libro: “Los que mataron a Antonio Guzmán”, sostuvo que el gobernante estaba decepcionado y que entró en una profunda depresión luego de que Jorge Blanco ganó las elecciones.

Su vida política

Describe el fenecido periodista Orlando Gil, en una de sus columnas publicadas en el Listín Diario, que la figura de Antonio Guzmán siempre ha sido resaltada de manera positiva. Y es que después de las elecciones de 1962, ganadas por el PRD, Juan Bosch lo nombró secretario de Agricultura, posición en la que se mantuvo hasta que fue derrocado ese gobierno por un golpe militar el 25 de septiembre de 1963.


El golpe militar, lejos de opacar su figura política, lo llevó a los primeros planos. Cuando estalló la guerra civil en abril de 1965, Guzmán Fernández era uno de sus líderes y se unió rápidamente a los grupos que exigían el retorno de Bosch al poder.

Tras la separación de Bosch del PRD en 1973, Guzmán y José Francisco Peña Gómez se destacaron como figuras de primer orden en ese grupo político.

En 1974 reunieron un conjunto de organizaciones políticas en el llamado Acuerdo de Santiago y Guzmán Fernández fue escogido candidato presidencial.

Una serie de confrontaciones con el gobierno de Balaguer provocaron que el Acuerdo de Santiago desistiera de participar en las elecciones de ese año y Balaguer se presentó frente a un partido minoritario al cual derrotó.

La figura de Guzmán siguió creciendo y en 1978 fue seleccionado por el PRD para encabezar otra coalición de partidos para enfrentar a Balaguer, quien llevaba doce años en el poder. Guzmán había participado en la convención perredeísta frente a Jacobo Majluta Azar, otro líder que descollaba con gran fuerza.

Las votaciones resultaban muy divididas y la convención se prolongó por días, hasta que finalmente se llegó, con la mediación de Peña Gómez, a la fórmula que daría paso a Guzmán como candidato presidencial y a Majluta como vicepresidencial. La fórmula derrotó a Balaguer.

Gestión de Guzmán

Su administración se inició en medio de dificultades económicas por las alzas en los precios del petróleo y la fuga de capitales. El peso comenzó a debilitarse y rápidamente se produjo una devaluación.
Puso especial énfasis en el incremento de los ingresos de los sectores más pobres, principalmente los empleados del Estado.

Guzmán logró sortear las dificultades, no sin antes enfrentar desórdenes en las calles por los aumentos de precios, principalmente de los combustibles.

Puso en libertad a presos políticos que estaban en las cárceles desde la administración de Balaguer tras declarar una ley de amnistía política y retiró a la mayor parte de los jefes militares que habían tenido posiciones relevantes en la administración anterior.