Carolina sería la heredera, pero en política, la historia prueba que la herencia no ocurre de forma automática
Hipólito Mejía ganó notoriedad y éxito electoral al mercadearse como político atípico, sencillo y espontáneo. Alrededor de 20 años después de ese hecho, el expresidente sigue incidiendo en el escenario político y, en esta etapa de su carrera y con 80 años, se podría afirmar que está en un proceso de transición de su legado político. De hecho, tiene como clara heredera a la secretaria general del PRM y alcaldesa de la capital, Carolina Mejía, hija del exmandatario.
El punto es que la herencia política no es automática y hace falta más que el deseo de los familiares para que ocurra de hecho. Se necesitan condiciones políticas, trabajo, coyuntura favorable y hasta un poco de suerte.
En la historia nacional, la política parece que se lleva en la sangre, pues los hijos de reconocidos dirigentes a través de la historia incursionan en esa actividad, sin embargo, ese mismo hecho prueba que no es una herencia automática. Por ejemplo, Balaguer no tuvo herederos políticos y ningún familiar cercano fue premiado con su legado.
José Francisco Peña Gómez (1937-1998), es el líder político de la historia reciente que tiene más familiares cercanos que se dedican a esa actividad. Los ejemplos son sus hijos Tony y José Francisco Peña Guaba, así como su viuda Peggy Cabral. Ninguno ha trascendido a los niveles de Peña Gómez ni son sus herederos políticos.
Igualmente, están los casos de Sonia Guzmán, hija del presidente Antonio Guzmán (1911-1982), que no heredó su capital político. Igualmente, Orlando Jorge Mera, vástago del fallecido presidente, Salvador Jorge Blanco.
En EE. UU. hay casos de familias de poder como los Bush que padre e hijo ocuparon la Presidencia de ese país. Bush padre en 1989-1993 y el hijo 2001- 2009.
Contexto partidario
Mejía cuenta con estructura política, algo que tienen pocos dirigentes políticos no solo del Partido Revolucionario Moderno (PRM), sino de otras organizaciones. El reto del expresidente es garantizar que su hija herede esa base en un contexto desfavorable para él, debido a que el presidente Luis Abinader tiene el control casi total de ese partido y con su llegada a la Presidencia de la República seguro ampliará su nivel de influencia.
Sin embargo, en los partidos de gobierno siempre hay un sector inconforme por la participación en el reparto del pastel de Estado, por lo que ese nicho se convierte en una posibilidad de crecimiento para otros dirigentes.
En el PRM hay otras figuras que quieren sacar cabeza y capitalizar el sector inconforme como son los casos de Ramón Alburquerque y Guido Gómez Mazara. El primero, se ha vuelto un asiduo crítico del gobierno de su partido y el segundo, activa a lo interno del PRM y reclama empleos para su base y dirigentes medio que siguen en el banco de espera.
Dirigentes de la línea de Mejía en el PRM tienen una amplia participación en el gobierno de Abinader. Por solo citar algunos: el ministro de Defensa, Luciano Díaz Morfa; de Agricultura, Limbert Cruz; el administrador de Bienes Nacionales, César Cedeño; el administrador del Banco Agrícola, Fernando Durán; el director de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), Felipe (Fellito) Suberví y el ministro de Vivienda, Carlos Bonilla.
Lo que habría que ver es si esos y otros dirigentes se mantienen fiel al proyecto de Mejía ahora que Abinader es presidente, o si como ocurrió con la mayoría de los dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), prefieren fidelidad a quien firma los decretos.
“Soy un libre pensador”
En su trayectoria política Mejía ha mostrado que su lealtad es a lo que le conviene y en lo que cree, pues no siempre asume las líneas partidarias y se mueve en función de sus intereses.
Una muestra es que ha dado varias declaraciones contrarias al gobierno de su partido, como recientemente, cuando dijo que no es cierta la independencia del Ministerio Público, contradiciendo la línea del gobierno que tiene en ese proyecto su mayor apuesta.
Mejía también hace críticas públicas a los funcionarios del gobierno, como ocurrió con el canciller Roberto Álvarez y el ministro de Turismo, David Collado. En esa ocasión se declaró como un “libre pensador”.
Antes de eso, Mejía apoyó a uno de sus pupilos en el PRM, Eddy Olivares, para la presidencia de la Junta Central Electoral (JCE), un proyecto contrario a la línea trazada por el PRM de empujar figuras sin vínculos en los partidos para los órganos extrapoder como es la JCE.
Igualmente, cuando el PRM aún estaba en la oposición y Abinader era candidato, específicamente en el 2016, emitió declaraciones elogiando los programas como la Nueva Barquita del gobierno de Danilo Medina en plena campaña electoral. En el pasado proceso, Mejía y su hija Carolina también criticaron la decisión de su partido de hacer alianza con varios partidos de oposición para el nivel senatorial. A Mejía y su corriente dentro del PRM siempre se le atribuyó tener vínculos y cercanía más allá de lo prudente con el gobierno del PLD que encabezó Danilo Medina. De hecho, durante la transición, el exgobernante visitó en el Palacio Nacional al saliente presidente Medina. Recientemente dijo que no cree en los sometimientos judiciales que hace la Procuraduría General de la República contra funcionarios del pasado gobierno.
“Yo soy enemigo de la retaliación y lo predije hace muchos años, que en América Latina se daría un problema de meter expresidentes presos, a mí eso no me gusta”, comentó en julio de este año.
Maniobras políticas
Hipólito Mejía se ha postulado a cargos de elección popular en ocho ocasiones y de esas solo ganó la Presidencia del país en el 2000. Sus últimos intentos por volver a la Presidencia, quedaron en aspiraciones internas, pues perdió de Luis Abinader en el 2015 y 2019. Antes había sido vencido en el 2012 por Danilo Medina y en el 2004, por Leonel Fernández. En el 1982, también se postuló a la senaduría de Santiago, pero no ganó.
Sin embargo, Mejía se ha mantenido con éxito en el escenario político y ha maniobrado para lograr importantes tajadas en el pastel del Estado y de su propio partido. Un minucioso análisis de su trayectoria lleva a la conclusión de que el expresidente tiene gran capacidad para salir victorioso, aún en la derrota.
En el 2015 logró un acuerdo con Abinader en el que su hija Carolina fue candidata vicepresidencial y luego en el PRM electa secretaria general. Actualmente, Mejía tiene sus cuadros en importantes cargos del gobierno. Según se ha dicho, Mejía no logró que su pupilo Eddy Olivares ocupara la presidencia de la JCE, pero si colocó a uno de sus leales como miembro titular del órgano.
Trayectoria política y gobierno
Hipólito Mejía nació el 22 de febrero de 1941. Agrónomo de profesión y consagrado a la actividad agrícola, a la edad de 24 años, en 1965, fue nombrado director del Instituto Nacional del Tabaco.
Históricamente se reconoce el éxito de Mejía como ministro de Agricultura, cargo en el que fue designado en 1978, durante el gobierno de Antonio Guzmán Fernández. A Mejía le tocó enfrentar el impacto en la agricultura del huracán David, de la tormenta Federico y la peste porcina africana.
Militó en el PRD al lado de José Francisco Peña Gómez, partido del que fue vicepresidente. Luego, el fallecido líder político fundó el Bloque Institucional Socialdemócrata (Bis) y Mejía fue presidente designado por Peña Gómez.
El político fue candidato vicepresidencial con Peña Gómez en el 1990, cuando el PRD alcanzó la tercera posición. En 1999 ganó la candidatura presidencial del PRD a Fello Suberví, Milagros Ortiz Bosch y Hatuey De Camps.
Ganó las elecciones del 2000 en un escenario dividido en tres proyectos políticos con potencial electoral, el PRD, PLD y PRSC. Mejía se impuso en la primera vuelta aunque no logró el 50 % de votos. Asumió el poder el 16 de agosto de ese año y todo el mundo reconoce que sus primeros dos años de gobierno hubo estabilidad y crecimiento. Pero en el 2003, hubo una crisis económica por la quiebra del sistema financiero que generó una gran inflación, desempleo y aumentó los niveles de pobreza. Antes, Mejía había impulsado una reforma a la Constitución, en el 2002, para repostularse, lo que dividió al PRD y perdió la reelección.
Fundó con éxito el PRM, tras expulsión del PRD
Mejía, junto a otros dirigentes del PRD fueron expulsados de ese partido en el 2013, producto de la lucha entre el expresidente y Miguel Vargas por el control de ese partido luego de la derrota del 2012. Aunque Vargas se quedó con las siglas del PRD, Mejía fundó al PRM junto a Luis Abinader, lo que marcó la caída de ese partido. Pese a que Mejía no es la principal figura del PRM, lo cierto es que su peso frente a las bases y el hecho de haber sido presidente y candidato presidencial en el 2012, fueron determinantes para que junto a Abinader construyeran un partido exitoso. Antes, Mejía había vencido en otra crisis a Hatuey De Camps en el 2004, al que expulsó de esa organización. Mejía se quedó con el PRD y el fallecido político fundó al PRSD, que se ha mantenido como minoritario.
Frase “gramatical”
A veces cuando hablan baba hay que decirles babosos, porque esa es la palabra gramatical que se ajusta”, una frase famosa de HM.
Frase de revuelo
Si la calle está dura, suba a la acera”, una de las ocurrencias de Mejía mientras fue presidente, frase que se convirtió en inolvidable. Fuente El Caribe