Como ya sabemos, en el planeta Tierra, el verano del hemisferio norte se corresponde con el invierno en el sur, y viceversa. Inicialmente, este hecho puede llevar a pensar que al hablar de temperatura global, da igual la época del año, pues mientras hace calor en el norte, hace frío en el sur, y al final, en el cómputo global, se terminan compensando. Pero no sucede de esta forma.
Si nos fijamos en la superficie de tierra y de agua que cubre cada hemisferio, encontramos grandes diferencias. Echando cuentas, la tierra emergida ocupa cerca del 40 % del hemisferio norte, mientras que en el hemisferio sur solo representa apenas el 20 %. La tierra retiene el calor de forma mucho más eficiente que el agua, por lo que, en cómputo global, durante el verano septentrional la tierra se calienta más que durante el verano meridional.
Las temperaturas medias del planeta
Durante el invierno septentrional, de diciembre a marzo, las temperaturas globales son mínimas. Si tomamos los datos promedio entre 1979 y 2000, este valor de temperatura media global invernal ronda los 12,3 °C. A partir de marzo, comienza a aumentar, hasta alcanzar el máximo en el verano septentrional, en torno a julio y agosto, momento en que la temperatura media global se sitúa en los 16,3 °C. En septiembre, vuelve a descender hasta el invierno.
Por supuesto, cada año es distinto. Algunos eventos de carácter global, como el fenómeno de El Niño, pueden provocar que aumente la temperatura durante uno o varios años, y La Niña, reducirla. Y aunque no siguen ciclos exactos, su naturaleza repetitiva y generalmente alterna hace que unos años compensen con otros, y que, tomando los valores medios a lo largo de varios años o décadas, esta tendencia térmica global se mantenga más o menos estable.
Esta variación interanual respecto a las temperaturas medias está representada por, aproximadamente, un rango de error de un cuarto de grado arriba y abajo. Pero si se observan los datos, la tendencia está cambiando.
En las últimas dos décadas, la temperatura global del planeta está aumentando significativamente. Ya en el año 2022, la temperatura de todo el año superó la temperatura media del planeta, aun teniendo en cuenta ese rango de error producto de la variación. La temperatura más baja de 2022 se registró el 24 de diciembre, y fue de 12,81 °C, un tercio de grado más de la media esperada para esa fecha. Y la más alta fue el 24 de julio, con 16,92 °C, 0,7 grados más de lo que debería. Aquel día de 2022 fue uno de los más calurosos desde que hay registros —desde 1940—, empatado con el récord previo de los días 13 y 14 de agosto de 2016.
En las últimas dos décadas, la temperatura global del planeta está aumentando significativamente.
Julio de 2023, el mes más cálido desde que hay registros
El pasado 3 de julio de 2023, la cosa empezó a ponerse más interesante —en el proverbial sentido atribuido a Confucio—. Ese día, con 17,01 °C de temperatura global media, se superó el récord anterior. Y el verano solo acababa de empezar.
Desde ese momento y, de momento, hasta el 4 de agosto, fecha con datos disponibles en el momento de redactar este artículo, todos los días han superado el récord térmico de 2022. Todos los días, sin excepción. El día más extremo ha sido —insisto, hasta donde llegan los datos—, el 6 de julio, con 17,23 °C, una anomalía de más de un grado respecto a la media de temperaturas entre 1979 y 2000; el día más caluroso de los últimos 83 años con registros.
Todos los días han superado el récord térmico de 2022. Todos los días, sin excepción.
…Y el más cálido desde la última glaciación
Aunque los registros directos de temperatura global tienen menos de un siglo, el clima deja huellas. Registros en los hielos antiguos, en los anillos de los árboles o en los restos de polen retenidos en lugares como las turberas pueden ser testigos indirectos del clima que hubo en el pasado, hace siglos e incluso milenios.
Hacer proyecciones hacia pasados remotos implica cierto grado de incertidumbre muy difícil de salvar, pero aún así, se pueden manejar rangos de mínimos y máximos, para calcular cuáles fueron los valores más probables de la temperatura media del pasado. Y las noticias no son buenas en este sentido.
Si se analizan los registros paleoclimáticos de los últimos cientos de miles de años y se comparan con las temperaturas observadas en la actualidad, se obtiene un resultado inquietante. Los investigadores Darrell Kaufman y Nicholas McKay ya publicaron en 2022 un artículo científico en el que mostraban que, para encontrar temperaturas más cálidas que las observadas en las últimas décadas, es necesario remontarse… ¡más de 125 000 años atrás!
Si sus resultados son correctos, y como sabemos, las temperaturas de julio de 2023 han superado todo récord conocido, eso significa que este mes de julio ha tenido las temperaturas más elevadas de los últimos 125 milenios, coincidente con el último período interglaciar, antes de la última glaciación. Se estima que la temperatura de aquella época, en comparación con la media del período preindustrial, fue de unos dos grados superior. Niveles cercanos a los que tenemos hoy, y es muy probable que superemos en los próximos años.
Las previsiones tampoco son muy prometedoras. Si nada se hace para evitarlo, parece que vamos –a finales de siglo– hacia un incremento de 3 ºC por encima de los niveles preindustriales. Si eso sucede, tendremos que mirar atrás no cientos de miles, sino millones de años, para encontrar períodos tan cálidos.