La Luna es una roca menos inerte de lo que creíamos hasta ahora. Los instrumentos de la sonda china Chang’e 1 han descubierto una anomalía térmica bajo su suelo. No sabemos a ciencia cierta el por qué de esta anomalía, pero un nuevo tipo de vulcanismo podría estar por descubrir.
Una región anómala. Hacía tiempo que los expertos sabían que región lunar conocida como Compton-Belkovich era anómala. Ahora los datos obtenidos por la primera sonda lunar china, Chang’e 1, han servido a los científicos para identificar una anomalía térmica presente en la zona y a indagar en sus causas.
La anomalía, con un diámetro aproximado de 50 kilómetros, estaría situada bajo la superficie del satélite, tal y como indica el hecho de que la anomalía haya sido detectada gracias a los instrumentos de medición de microondas de la sonda china.
Así lo explicaban los miembros del equipo estadounidense de investigadores que ha estado analizando los datos de la sonda china y que ha dado con esta anomalía y su probable causa: una formación de batolitos. Los batolitos son formaciones de granito surgido tras la solidificación de grandes depósitos de magma.
Algo común en la Tierra. Estas formaciones de granito son comunes en la Tierra pero no en otros lugares de nuestro sistema solar. En la Tierra estas estructuras están estrechamente vinculadas con la actividad tectónica, pero su aparición también requiere de otro factor, el agua.
En la Luna el agua no es particularmente abundante (aunque podría serlo más de lo que creíamos), por lo que los científicos no tienen claro cómo es posible la aparición de una formación de baltolitos en la Luna.
Tres posibilidades. La respuesta podría tener que ver con uno de los elementos que hacía de la región de Compton-Belkovich un lugar de interés: la abundancia de torio. El torio aparece en ocasiones como resultado del decaimiento radiactivo de elementos como el uranio.
Según explican los autores del reciente estudio en un artículo en la revista Nature, la alta temperatura del interior lunar en esta región podría estar causada, precisamente, por elementos radiactivos.
Son así tres las posibles explicaciones que dan a la presencia de una gran formación como ésta en la luna: la existencia de una pluma de magma procedente del interior del satélite; un depósito húmedo situado en el entorno; o depósitos de materiales radiogénicos (los producidos por desintegración nuclear, como el torio).
Sin una respuesta evidente. “Si no tienes agua se requieren situaciones extremas para hacer granito. Así que aquí hay un sustema sin agua y sin tectónica de placas, pero tiene granito,” señalaba en una nota de prensa Matthew Siegler, uno de los autores de la investigación.
Sea cual sea la respuesta a la pregunta, algo sabemos con certeza: vamos a tener que reevaluar lo que sabemos sobre nuestro propio satélite. Especialmente, si es que nos encontramos ante toda una nueva forma de vulcanismo antes desconocida.