Es más que evidente, las mujeres están ansiosas por tener a su lado a un hombre que le dedique, en principio tiempo, ante la realidad de que los varones no están interesados en relaciones a largo plazo.
Mujeres solteras y hasta casadas, sin importar edad, buscan con ansias un varón que les haga buen sexo, las escuche y la saquen a pasear de vez en cuando y aporten, porque la necesidad apremia.
Es un hecho, por más desinteresada que sea la unión, el problema del dinero estará presente, vivimos inmersos en el consumismo y todo cuesta, carajo!
Ellas cuidan su físico y la edad no es una limitante para aspirar a una compañía con la cual puedan compartir momentos de actividad, pero el problema es que la quieren hacer duradera y los hombres no muestran interés en comprometerse.
Trato de descifrar lo que expresan o reflejan hombres y mujeres, bajo una evaluación en la que yo no participo, por sobradas razones, soy único, bueno o malo.
Nadie puede estar seguro de que la pareja esté realmente interesada, pero la desesperación es tal, que ellas sacrifican sus preferencias y gustos, con la intención de contar con alguien que le entregue tiempo y comparta el presupuesto.
El mayor problema radica en que las mujeres, en todos los ámbitos, se superan y los hombres siguen siendo tan machistas como sus abuelos.
El tema de dinero tiene un alto componente, es una verdad incuestionable, pero a eso se agregan otros elementos como la intensidad y el sentido de propiedad.
La situación llega a niveles tan complejos, que por la escasez, muchas mujeres practican el lesbianismo, aunque sea ocasionalmente y para lograrlo sin rubor, aprovechan las borracheras.
El panorama no es muy esperanzador, ni para ella que no encuentra lo que anhela, ni para él que busca una santa, en un mundo donde la santidad escasea, hasta en los conventos.