La página web más visitada en internet en los últimos 25 años es la del buscador de Google, pero como vimos en el Google I/O 2023, los de Mountain View van a añadir inteligencia artificial para cambiar el procedimiento de googlear para siempre. Su nombre es ‘Experiencia generativa de búsqueda‘ (SGE) y con la nueva interfaz, cada vez que consultes algo en el cajetín, veremos fugazmente los ya míticos 10 enlaces azules para posteriormente pasar a una página colorida generada por inteligencia artificial. ¿Y los enlaces? Tendrás que hacer scroll hacia abajo en esa pantalla para verlos.
La versión actual del buscador de Google no es perfecta. En la parte superior de la primera página no siempre aparecen los resultados más relevantes, sino quienes mejor han adaptado sus contenidos al funcionamiento del algoritmo SEO. Pero con la nueva versión del buscador de Google, cambiará por completo la forma en la que obtenemos información. ¿Pero cambia a mejor o a peor?
No puede decirse que lo visto en la Google I/O sea una sorpresa, sino la culminación de algo a lo que Google lleva tiempo dirigiéndose: ofrecer su propio contenido por encima de las fuentes de terceros. Basta con googlear el nombre de una personalidad, de un lugar, una película, una hora o una ruta para que sus resultados aparezcan copando la parte superior de las respuestas y la realidad es que estas herramientas resultan útiles para consultas sencillas, satisfaciendo nuestra curiosidad rápidamente sin necesidad de recurrir a lo que hay debajo: los enlaces.
Google se lo guisa, Google se lo come
Así que la guinda del pastel es esta experiencia de búsqueda generativa: darte una respuesta dejando como algo secundario y prescindible las fuentes de las que probablemente haya empleado para obtener el texto generado. Y eso no es una buena noticia: como persona que se dedica a la comunicación (confieso que estudié ingeniería, no periodismo), buscar fuentes, filtrarla, leerlas, analizarlas y tomar lo que me parece más preciso y veraz forma parte importante de mi trabajo. Dejar que un algoritmo lo haga por mí me cuesta, como profesional y como persona ávida de conocimiento. No hay mejor forma de entenderlo que verlo del propio evento de Google:
En el evento pudimos ver cómo el efecto de esta experiencia generativa de búsqueda deja todavía más abajo los enlaces cuando usamos el buscador de Google en el móvil y este punto es importante, porque llevamos años en los que usamos más internet desde el teléfono que desde el ordenador. ¿Y si hay anuncios? Pues todavía más abajo. Como resultado, los enlaces desaparecen de la vista (salvo que hagamos el esfuerzo de desplazarnos más allá, como quien visita la segunda, tercera y posteriores páginas de una búsqueda).
Según Google, el efecto de esta transformación será «desbloquear tipos de preguntas completamente nuevas que nunca pensamos que la búsqueda (estándar) podría responder, y transformar la forma en que se organiza la información, para ayudarnos a clasificar y dar sentido al contenido», en palabras de Elizabeth Reid de Google, recogidas en una entrada del blog corporativo.
Esa es la teoría y suena bien, otra cosa es la práctica: ya hemos visto cómo los modelos de lenguaje con inteligencia artificial mienten u ofrecen información vaga, inexacta y poco precisa pero que parece real, por lo que esta experiencia generativa de búsqueda puede ser un desastre. E insisto, no es que lo que hay sea perfecto: basta con buscar ‘Iñigo Martínez lesión’ (que entenderá quien juegue a Comunio y similares) para encontrar información desfasada que hace que pierda el sentido (lo busco hoy, porque me interesa el estado actual) del ondarrutarra. Pero mi esperanza es todavía menor si es una inteligencia artificial la que cura el contenido y me lo ofrece: Bard no es infalible y sus fallos durante su puesta de largo es buen ejemplo de ello.
Google también lo sabe y la experiencia de búsqueda generativa nace, como puede verse en el vídeo, con un conjunto de tarjetas al lado de los resúmenes que enlazan con los sitios webs que corroboran lo escrito. Son un complemento. Aunque Google sea históricamente la referencia en buscadores, no está solo en esto: también Bing muestra sus fuentes. La pregunta es, ¿los usuarios y usuarias hacen suficiente clic en ellas para verificar el contenido?
Cuando la experiencia generativa de búsqueda llegue a los dispositivos, hay otro efecto colateral que también va a verse afectado: los medios que se nutren de publicidad. El ecosistema actual se alimenta de que personas hagan click en los enlaces de Google y entren en las páginas web a leer artículos con anuncios, de modo que este anunciante pague al medio. Si la gente se queda en el resumen generado por la inteligencia artificial de Google, las visitas a los medios vía click se reducen drásticamente. Un panorama oscuro para la diversidad de información cuando ya los medios tienen que adaptar sus estrategias al posicionamiento de Google y sufren con variaciones.
No obstante, por el momento la experiencia generativa de búsqueda no se impondrá a todo el mundo, ya que se encuentra en fase experimental a la que puedes acceder tras registrarte en una lista de espera. Pero teniendo en cuenta la importancia que Google le ha dado a la inteligencia artificial en su evento anual, no sería raro que entre sus planes estuviera una integración completa, más teniendo en cuenta que el Bing vitaminado de Microsoft está resurgiendo.