Estaban hechos a su medida y no había otro ganador posible. Harry Styles, con cuatro galardones, incluyendo el de mejor álbum, arrasó en los premios Brits de la música británica y se lució como el icono inglés del momento.
Styles, que optaba a cuatro premios -mejor álbum («Harry’s House»), mejor artista, mejor canción («As It Was») y mejor artista de pop/R&B-, se los llevó todos siendo el artista más aclamado de la gala londinense por la crítica y también por el público, que tres años después pudo volver a llenar el O2 de la capital británica.
Styles marcó el ritmo de la gala porque cada vez que su nombre aparecía en alguna nominación o era mencionado por Mo Gilligan el O2 retumbaba. Ningun otro artista se acercó a los decibelios del ex One Direction. De hecho, quedó casi como un error de la organización gastar su mejor bala en las actuaciones justo al principio.
La ceremonia arrancó con la interpretación de «As It Was» en directo por parte de Styles, un momento que ya no tuvo réplica, más allá de que Lizzo consiguiera encandilar al público con su voz, su carácter y el juego de luces que deslumbró a los 13.000 espectadores.
Las actuaciones de Lewis Capaldi, David Guetta, Sam Smith y Cat Burns quedaron muy lejos de la aclamación que recibió Styles, sobre todo porque el O2 comenzó a vaciarse una vez que el rapero Stormzy actuó en la recta final de la gala. Las prisas para no quedar atrapados por las largas colas del metro y los problemas técnicos que sufrió la ceremonia -que obligó a poner una actuación de Adele del año pasado mientras estos se solucionaban- facilitó la salida masiva de público antes de que Styles recibiese el premio a mejor álbum de año, el colofón de la noche.