La población haitiana está lidiando con las consecuencias del cierre de la frontera con la República Dominicana, una medida tomada en represalia por la construcción de un canal de riego en el río Masacre. A pesar del desabastecimiento de alimentos y productos esenciales, los haitianos parecen dispuestos a resistir y continuar con la construcción del canal.
Más de la mitad de los alimentos consumidos en Haití proviene de la República Dominicana, por lo que el cierre de la frontera ha provocado una escasez evidente en los mercados y en los hogares haitianos. Esto ha resultado en un aumento de los precios, ya que las bandas armadas que extorsionan a los transportistas exigen pagos adicionales, lo que se refleja en los precios de los productos.
La inseguridad en Haití también está afectando la seguridad alimentaria, ya que las bandas armadas controlan las carreteras y han invadido las regiones agrícolas del país. Esto ha llevado a la disminución de la producción agrícola y la escasez de alimentos básicos.
El contrabando de productos dominicanos a Haití ha aumentado como resultado del cierre de la frontera. Los productos, como cocos, higos bananeros y huevos, son cada vez más escasos en los mercados haitianos y sus precios han aumentado significativamente. Además, ha habido informes de productos en mal estado o incluso envenenados, lo que ha generado temor entre los consumidores.
A pesar de estas dificultades, algunas personas están cruzando la frontera de manera ilegal para comprar productos dominicanos y venderlos en el mercado haitiano. El contrabando entre los dos países ha existido durante décadas y ha aumentado en medio de la crisis actual.
La situación en Haití es compleja y está relacionada con una serie de factores, incluida la inestabilidad política y la violencia, que están teniendo un impacto significativo en la vida cotidiana de la población.