Acumular grasa abdominal no es sólo una cuestión de estética, sino, sobre todo, un problema de salud que puede afectarnos más de lo que pensamos.
Aunque son los hombres los que tienen una mayor tendencia a acumular grasa en la zona de alrededor de la cintura, según el estudio ENRICA (Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España), la obesidad abdominal afecta a 32,3 % de los hombres y a un 39,8 % de las mujeres, lo que tiene consecuencias directas sobre la salud, sobre todo la salud cardiovascular.
Dentro de la grasa, tenemos que distinguir entre la grasa subcutánea, la que se forma debajo de la piel y entre los músculos, y la visceral, la que se acumula también en los órganos, como el intestino y el hígado, y que puede afectar a su funcionamiento. La grasa abdominal se forma mayoritariamente por esta última.
¿Por qué es peligrosa?
La grasa abdominal tiene unas características metabólicas distintas que la hacen bastante más dañina. Además de ser más difícil de eliminar, la grasa visceral aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2, colesterol, hipertensión y eleva los triglicéridos, lo que multiplica el riesgo cardiovascular y cerebrovascular, es decir, que tendremos al menos el doble de probabilidades de padecer un infarto de miocardio, un ictus o una trombosis.
Pero no sólo afecta a la salud cardiovascular, pues un exceso de grasa visceral también puede aumentar la probabilidad de padecer apnea del sueño, padecer cáncer -en especial el colorrectal-, elevar el riesgo cuando nos sometemos a una operación o incluso puede afectar a la vida sexual.
¿Cómo sé si mi barriga es peligrosa?
Tener un Índice de Masa Corporal (IMC) adecuado, es decir, que se encuentre entre 18,5 y 25, evitará el riesgo de que tengamos sobrepeso y, por tanto, de que tengamos un exceso de grasa abdominal. Sin embargo, en este caso importa más el dónde que el cuánta y se puede tener una obesidad abdominal, y los riesgos que conlleva, sin tener sobrepeso.
De hecho, un estudio publicado recientemente en el European Heart Journal llegó a la conclusión, tras estudiar a más de 2.500 mujeres postmenopáusicas con un peso saludable, que aquellas que acumulaban la grasa alrededor de la cintura corrían un riesgo considerablemente mayor de padecer enfermedades cardiovasculares que aquellas que lo acumulaban en muslos y caderas.
Por ello, y según indica la Fundación Española del Corazón, lo más fiable es medirse el contorno alrededor de la cintura. Si este es de 102 o más en el caso de los hombres y 88 en el caso de las mujeres -y además es superior al de las caderas-, estaríamos hablando de obesidad abdominal. Para medirla correctamente, da algunas indicaciones:
* Ponerse de pie con las piernas juntas.
* Expulsar el aire.
* Con una cinta métrica y la altura del ombligo, medir nuestro perímetro abdominal.
Cómo evitarla o combatirla
La acumulación de grasa abdominal depende en parte de factores genéticos y hormonales. Es más frecuente en hombres que en mujeres, en mujeres después de la menopausia y en mayores de 35 años, cuando empezamos a perder masa muscular y tendemos a acumular más grasa. Aun así, el estilo de vida es el factor que más influye y una dieta sana y una vida activa ayudarán a no acumular kilos de más, tanto en el abdomen como en el resto del cuerpo. Para ello, la Fundación Española de Corazón recomienda:
* Seguir una dieta equilibrada rica en frutas y verduras y pobre en azúcares libres, hidratos de carbono simples y grasas saturadas.
* Llevar una vida activa combatiendo en sedentarismo y realizando ejercicio a diario: andar, subir escaleras, montar en bicicleta… De
esta forma aumentamos nuestras necesidades calóricas y fortalecemos la musculatura, clave para disminuir la ganancia de peso.
* Beber abundante agua. No fumar. Moderar el consumo de alcohol. Evitar el estrés. Evitar tener la columna curvada al estar sentado.
Siguiendo estas pautas, reduciremos nuestro perímetro abdominal y, con él, un riesgo considerable de sufrir enfermedades cardiovasculares.