Con esa frase inicia la anécdota más increíble de Graciela Molina, quien después de celebrar Navidad junto a su familia en la ciudad santafesina regresó el lunes a la casa que habían alquilado el fin de semana acompañada de su pareja, Tatín, para devolver la llave a sus dueños y retirar alguna de sus pertenencias. Lo que ella ni su novio sabían es que ese viaje terminaría en la casa de Lionel Messi.
El plan era sencillo: ir a Funes, recoger ropa y bebida que habían dejado en el domicilio alquilado, y volver. Ella no quería ir sola, así que les consultó a sus cuatro hijos si querían acompañarla. “Yo les había preguntado y nadie me acompañó”. Quien sí fue con ella fue su pareja, Tatín, que antes de regresar a Rosario le propuso pasar por el country Kentucky en donde viven algunos de sus amigos.
Allí, la pareja aprovechó para recorrer el barrio privado: “Ya nos íbamos del country y vemos que (en la puerta de la casa de Messi) había una camioneta del gobierno y yo dije, ‘Debe haber un funcionario’. Claro, después nos enteramos que estaba el intendente de Funes”. Fue entonces cuando vieron que la puerta del domicilio se abría y quien estaba del otro lado era nada menos que Messi.
“Él estaba con alguien mas, unos nenitos y unos que se iban de la casa y yo le grito “Lio, campeón”. Entonces vienen los de seguridad a pararnos y les explicamos que no queríamos molestar, solamente queríamos ver si (Messi) podía firmarnos una remera porque mi pareja tenía una remera con la foto de ellos dos en Bariloche de cuando Messi tenia 18 años, cuando se lo encontró en una confitería”, comenta Graciela, aún nerviosa. “Nosotros no queríamos invadir ni nada de eso. Bueno, le preguntamos a los de seguridad y fueron a preguntarle. Él ahí abre la puerta de nuevo y dice ‘Vengan’ y mi novio salió corriendo, llorando. Yo me quedé helada y el chico de seguridad me decía ‘Dale, andá que te llamó’”.
En la corrida, a Graciela se le cayó el teléfono de la emoción y cuando quiso filmar olvidó quitar el zoom, por eso la grabación que se viralizó no se ve con la mejor calidad posible. “Yo no quería entrar a la casa, mi novio entró y lo abrazó, lo besó. No te puedo explicar la calidez y la humildad de ellos, re tranquilos y amorosos. Fue un minuto eh. Yo no quería ni tocarlo, para no invadirlo. Lo único que dije fue ‘¿Hacemos una selfie?’. Y Antonela, con toda su humildad, como que se corre porque pensó que la selfie era solo con Leo y yo le dije, ‘No Anto, ponete vos también’. Así que saqué la foto y les dije, ‘Son lo mejor del mundo, son únicos, se merecen lo mejor, disculpen’”.
Graciela y Tatín pudieron así conocer a sus ídolos, tomarse unas fotos y además ser por un minuto invitados en su casa. “Era su hogar, el de sus hijos y él es un campeón del mundo. Él gana un campeonato del mundo todos los días con cada actitud, él es lo mejor y ella también. Es inexplicable, no creo que pueda describir lo que son ellos”.
Al salir de la casa, habiendo cumplido su sueño, lo primero que hizo ella fue enviar las fotos al chat familiar que comparte con sus hijos. “No lo podíamos creer”, cuenta Felipe, uno de los que dijo “no” cuando su madre le preguntó si quería acompañarla a Funes a devolver la llave.