Disneyworld ha podido ser muchas cosas durante su historia, incluso una central nuclear. El «lugar más feliz del planeta» goza desde hace décadas de un estatus especial con su propio gobierno local y privilegios, como poder recaudar impuestos, aprobar códigos de construcción y controlar los servicios públicos dentro de su territorio, donde están sus resorts y parques temáticos. En un giro de los acontecimientos, Florida acaba de sugerir que se construya una cárcel al lado del parque de atracciones.
Sí, una prisión estatal.
Florida vs Disney. Para entender el lío en el que se ha visto envuelto recientemente el parque temático, hay que conocer bien la situación actual de Florida y por qué su gobernador, Ron DeSantis, está empeñado en castigar a Disney por obstaculizar su cruzada anti-LGBTQ. Tal y como comentamos hace unos meses en este otro artículo, el mandatario republicano ha estado peleando con Disney porque la marca del ratón se opuso a una ley que restringe la educación sobre género y sexualidad en los colegios.
Concretamente, el partido republicano se volvió contra Disney después de que la compañía, bajo la presión de su personal, se pronunciara en contra de la Ley de Derechos de los Padres en la Educación del estado, denominada por los críticos como el proyecto de ley «Don’t Say Gay».
Las amenazas. Desde entonces, DeSantis ha estado buscando por todos los medios arrebatarle a Disney todos esos privilegios especiales de autogobierno que tiene en Florida desde hace más de 50 años, derechos que otros parques temáticos como Sea World o Universal Studios no tienen. La primera medida con la que respondieron fue votando para reestructurar el distrito especial, otorgando al gobernador, y no a los propietarios del distrito, el poder de nombrar a los miembros de su junta directiva.
Todo esto ha vuelto a encender un debate enterrado: el de si las corporaciones deberían recibir un trato especial bajo las leyes estatales. Por eso, también han anticipado un proyecto de ley que impondría nuevas regulaciones de inspección en Disney, incluso en su sistema de monorraíl y sus atracciones. Lo que sea con tal de tocarle las narices al ratón.
While ramping up his fight against Disney, Gov. Ron DeSantis (R-FL) relays a suggestion to build a “state prison” next to Disney World. pic.twitter.com/qaYdt8SszB
— The Recount (@therecount) April 17, 2023
Construyendo una cárcel. De hecho, prometieron quitarle el control de su fiscalidad a Disney. Y ahora, sin ir más lejos, la nueva idea para amedrentar a la compañía ha sido la de construir una prisión estatal junto al parque temático en Orlando. «¿Quién sabe? Creo que las posibilidades son infinitas», anunció con una sonrisa el mandatario.
El gobernador también ha planteado obligar a Disney a colocar letreros en sus hoteles para advertir sobre la trata de personas, crear más viviendas asequibles para la fuerza laboral, otorgar aumentos a los socorristas del distrito y tasar la propiedad de Disney para ver si sus impuestos a la propiedad deberían ser más alto.
Los planes de una central nuclear. Lo de colocar una prisión en Disneyworld nos recuerda a otra idea descabellada que siempre ha estado sobre la mesa en Orlando. Como decíamos antes, si hay algo que a Disney no le ha faltado nunca es poder. Uno tan grande que le ha permitido hacer y deshacer cuando le viniera en gana en Florida. Con todos los recursos y la ley a su favor, Walt Disney pudo construir caminos y drenajes, emitir bonos y tener servicios de emergencia propios.
Pero no sólo eso, también permitió a la empresa construir instalaciones que en el futuro pudiera usar, como un aeropuerto o una central energética. De hecho, una ley de 1967 hace totalmente legal que la empresa opere un reactor nuclear en su propiedad. La compañía siempre quiso que su ciudad de fantasía fuera autosuficiente, incluso publicó un libro llamado Nuestro amigo el átomo, en 1956.
Las críticas. Es por eso que recientemente ha habido varios debates para cambiar esa ley. De hecho, el senador Víctor Torres defendía que un espacio familiar de vacaciones no era lugar para una cosa así: «No creo que Disney construya nunca una central nuclear, no lo anticipo, pero solo quiero evitar que ocurra algo así, punto». Si una central nuclear ya les pareció un disparate, imaginad ahora una cárcel.