La campaña 2023 para alimentar a los manatíes de Florida concluyó en marzo con la distribución de 400,000 libras de lechuga, el doble que el año pasado.
Este esfuerzo se realiza por segundo año consecutivo tras la muerte récord de 1,103 manatíes por hambruna en 2021. La contaminación derivada de los desechos urbanos y los cultivos humanos ha disminuido la hierba marina, principal alimento de los manatíes, lo que pone en peligro a estos animales acuáticos.
El sureste de los Estados Unidos alberga una población estimada de entre 7.000 y 8.000 manatíes, unos mamíferos marinos que pueden alcanzar los 3 metros de longitud y pesar más de 550 kilos. A pesar de su longevidad, pueden vivir hasta 65 años, tienen una baja tasa de reproducción, con un tiempo de gestación de 13 meses.
Convivir con los humanos no ha sido fácil para este pariente marino del elefante. Las embarcaciones, que accidentalmente embisten a los manatíes, eran ya una notable causa de muerte, pero la contaminación del agua desató una hambruna.
En 2022 la cifra bajó a 800 manatíes muertos, según las estadísticas preliminares, pero la Comisión para la Conservación de la Vida Marina y Silvestre de la Florida (FFWCC) advirtió que “la hambruna crónica causada por la polución del agua sigue siendo una preocupación grave”. A pesar del descenso, la tasa se mantiene por encima del promedio, que no llega a 700, y se acerca al récord anterior: 830, en 2013. En los primeros meses de 2023 la FFWCC denunció 215 muertes.
Florida cuenta con cerca de 50,000 haciendas dedicadas a la producción de diversos alimentos, como cítricos, tomates, carne de pollo, huevos, carne de res, lácteos y sandías. Además, más del 15% del territorio del estado está destinado a pasto para ganado vacuno, y durante el año 2022 se criaron alrededor de 63 millones de pollos en la zona. Sin embargo, la contaminación del agua es una gran preocupación debido a los desechos de los animales y los fertilizantes ricos en fósforo y nitrógeno utilizados en las tierras de cultivo.
El resultado ha sido la proliferación de algas que consumen todo el oxígeno del agua. Eso condujo a una pérdida de 31.200 hectáreas (77.000 acres) de hierba marina, el alimento de los manatíes, entre 2011 y 2021. El cambio climático sólo ha agravado el cuadro.
Jon Wallace, del Servicio de Vida Marina y Silvestre de los Estados Unidos, se declaró optimista ante AP: “Ha llegado el momento de que las cosas vuelvan a su cauce”. Sin embargo, la alimentación de los manatíes con lechuga romana en los meses más difíciles, los del invierno boreal, no cambia el problema de fondo: “La clave para la supervivencia de los manatíes en el largo plazo es la restauración de los lechos de hierba marina de los que dependen”, según FFWCC.