Filipinas acusó este jueves a navíos de la Guardia Costera China de disparar cañones de agua a sus botes cuando abastecían al personal militar filipino en el disputado mar de China Meridional, y exigió a Beijing desistir de esas acciones.
El secretario de Exteriores filipino, Teodoro Locsin, expresó su “indignación, condena y protesta” a Beijing por el incidente, que, dijo, ocurrió el martes cuando los barcos filipinos viajaban al Banco de Arena Ayungin (Second Thomas Shoal) en las disputadas Islas Spratly.
“Afortunadamente nadie resultó herido, pero nuestros botes debieron abortar la misión de abastecimiento”, indicó Locsin en Twitter, al calificar la acción de los tres navíos chinos como “ilegal”.
Locsin señaló que los barcos filipinos son civiles y que están resguardados por un acuerdo de defensa mutua con Estados Unidos. “China no tiene derechos de patrullaje dentro y alrededor de estas áreas”, agregó. “Ellos deben prestar atención y retroceder”.
Las tensiones en torno a esta zona marítima aumentaron este año luego de que cientos de buques chinos fueran detectados en el arrecife Whitsun Reef, que también es parte del archipiélago Spratly.
China reclama casi todo el mar de China Meridional, por el que pasan billones de dólares anuales en comercio, y también es reclamado por Brunei, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam.
China ignoró el fallo de 2016 de un tribunal internacional que declaró como carente de base su reclamo histórico sobre la mayor parte del mar. Luego de que China ocupara el arrecife Mischief en 1994, Filipinas dejó un navío en ruinas de la marina sobre el Banco de Arena Ayungin para defender su reclamo territorial. Filipinas tiene miembros de su marina basados en el sitio.
Locsin dijo que el banco de arena está dentro de la Zona Económica Exclusiva filipina, y advirtió que si China “no se contiene, amenazará la relación especial” entre los dos países. “Nosotros no pedimos permiso para hacer lo que necesitamos hacer en nuestro territorio”, afirmó.
La embajada china en Manila inicialmente no respondió a una solicitud de comentario. El presidente saliente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha buscado distanciarse de Estados Unidos, ex potencia colonial del país, para acercarse a China desde que llegó al poder en 2016, y ha evitado enfrentarse a su vecino.
Pero al enfrentar presión interna para asumir una postura más firme, Duterte ha insistido en que la soberanía filipina sobre sus aguas no es negociable.
En julio pasado, Duterte dio marcha atrás con la decisión de descartar un pacto militar con Estados Unidos, el Acuerdo de Fuerzas Visitantes, durante una visita del jefe del Pentágono, Lloyd Austin.