Ex cónsul haitiano alerta: “Las pandillas ya controlan el 90 % de Puerto Príncipe”

El ex cónsul general de Haití en República Dominicana y director ejecutivo de la Fundación Zilé, Edwin Paraison, advirtió que la situación en Haití se agrava cada día ante la lentitud con que la comunidad internacional ejecuta las resoluciones aprobadas por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para crear una fuerza internacional destinada a eliminar las pandillas armadas que controlan el país.

Durante una entrevista en el programa Propuesta de la Noche, producido por el periodista Manuel Jiménez y transmitido por Teleimpacto, Paraison explicó que la conformación y despliegue de dicha fuerza podría tardar entre cuatro y cinco meses, tiempo suficiente para que los grupos criminales sigan ampliando su dominio sobre el territorio haitiano.

Recordó que el principal obstáculo es financiero, ya que la misión anterior, que contemplaba el envío de 2,000 efectivos, no logró reunir los 800 millones de dólares requeridos para su sostenimiento. La nueva propuesta, que incluiría hasta 5,500 militares y policías, enfrenta el mismo problema.

Paraison aseguró que, aunque Estados Unidos y Panamá respaldan diplomáticamente la resolución, la recaudación de fondos y la coordinación logística avanzan con lentitud. “Si el financiamiento se retrasa, también lo hará el despliegue. Mientras tanto, las pandillas siguen ganando terreno y controlan cerca del 90 % de la capital, Puerto Príncipe”, advirtió.

El ex diplomático señaló que en Haití operan grupos armados no identificados formalmente, supuestamente contratados por la oficina del primer ministro, lo que calificó como “un cuerpo de mercenarios sin misión clara ni marco legal definido”.

Sobre la participación internacional, mencionó que aún no existe confirmación oficial sobre los países que integrarán la misión, aunque se considera la inclusión de Brasil y Canadá. En el caso de Brasil, dijo que existe una afinidad cultural y social que facilitaría la aceptación de su presencia militar; mientras que en Canadá, la influencia de la diáspora haitiana podría tener peso político, aunque no necesariamente implica el envío de tropas.

Paraison destacó que esta no será una misión de paz tradicional, sino una de “supresión de grupos armados”, enfocada en neutralizar estructuras criminales. También denunció que gran parte del tráfico de armas hacia Haití proviene de Estados Unidos y criticó la inacción internacional frente al crecimiento de las redes delictivas con nexos políticos desde el gobierno de Michel Martelly.

“El fracaso de las misiones anteriores se debe precisamente a la falta de fondos y a la escasa voluntad de los países donantes. Se anuncia mucho, pero se ejecuta poco”, expresó.

Finalmente, instó a que la crisis haitiana sea abordada en la próxima Cumbre de las Américas en Punta Cana y enfatizó que el país necesita una estrategia integral que combine seguridad, justicia y reconstrucción institucional. “Podrán capturar a algunos líderes de pandillas, pero mientras el Estado siga sin autoridad, el caos continuará. Haití no necesita más discursos, necesita resultados y un compromiso real de la comunidad internacional”, concluyó.