Sin duda que la Inteligencia Artificial (IA) es la tecnología de tendencia. Muchas personas aún no saben en qué consiste, pero todos han oído hablar de ella. Aquí repasamos algunos mitos.
Las máquinas piensan: no es así. El término data de 1956 para referirse a la ciencia de computadores específicamente creados para hacer cálculos. No es una reproducción exacta y mimética de la capacidad de raciocinio humano, mucho menos de la capacidad creativa y afectiva.
Vale para casi todo: no es universal. Funciona muy bien para reconocer imágenes y puede utilizarse en sistemas de diagnóstico médico automatizados. Avanzó mucho en traducción automática, pero aún tiene falencias en varios procesos en los que interviene la creatividad.
Puede ser racista o indeseable: no lo será por sí sola. Solo producirán resultados indeseados si se entrenaron con datos sesgados. Hay un ejemplo celebre que se ha hecho viral y que cuenta sobre una IA entrenada para ver fotos de perros que luego reconoció una galleta con chips de chocolate como un chihuahua.
Utiliza neuronas artificiales: una forma sencilla de comunicar implica el uso de metáforas, pero que no siempre deben ser interpretadas al pie de la letra. Son funciones matemáticas vagamente inspiradas en el comportamiento eléctrico de una neurona.
Acabará con los puestos de trabajo repetitivos: es verdadera, pero por lo novedoso de su funcionamiento, como sucede con otras tecnologías. En la revolución industrial, las máquinas sustituyeron la fuerza animal. La IA terminará con empleos de baja creatividad, pero a cambio hará que aparezcan otros en los que se necesite personal más capacitado.
Las máquinas dominarán el mundo: es una versión distópica con mucho desarrollo en la ciencia ficción, como en 2001, Terminator u otras películas y series. Lo cierto es que, a la fecha, los humanos no necesitan de la ayuda de supercomputadoras para destruir el mundo. Ya lo estamos haciendo sin ninguna ayuda.