Cuando Jobs y Wozniak, los dos Steves, fundaron Apple, seguramente jamás se imaginaron que llegaría a ser lo que es hoy. Pasar del garaje de tus padres a uno de los edificios más caros del mundo no es algo que se vea todos los días, al igual que tampoco lo es llegar a ser la empresa más valiosa de la historia.
Y la pregunta aquí es cuánto nos habríamos embolsado si nos hubiésemos hechos con una sola acción durante su salida a bolsa por 22 dólares. Bueno, no exactamente esa cantidad, porque habría que actualizarla a la inflación, y serían 81,62 de hoy en día, pero para el caso nos sirve igual.
Tendríamos mucho dinero. Demasiado
Desde que Apple saliera a bolsa el 12 de diciembre de 1980, ha habido un total de cinco “splits”. Un “split” es una forma de la empresa de generar más acciones sin perjudicar a los inversores. Es complicado de explicar, pero un ejemplo lo deja muy claro. Si tienes una acción de mi empresa que vale 100 euros, la divido en dos y te digo que a partir de ese momento tienes dos acciones de 50 euros cada una. Mantienes el valor, pero la oferta de acciones es mayor.
Apple dividió en dos sus acciones en 1987, 2000 y 2005. En 2014 las dividió en siete, y en 2020 en cuatro. Esto quiere decir que esa acción que compramos en 1980 ahora serían 168 acciones. En el hipotético caso de que se hubiese mantenido el precio, habríamos ganado 3696 dólares menos los 81,62 que calculamos antes, pero es que no se ha mantenido. Ha subido, y bastante.
Al momento de escribir esto, las acciones de Apple cotizan en 177 dólares. Si multiplicamos eso por las 168 que tendríamos, sale que nuestras ganacias serían de 29.736 dólares por una inversión de 81,62 si lo actualizamos a la inflación. Pocas empresas hay que hayan dado ese rendimiento, ahora bien, esto no significa que sea tan fácil hacerse millonario como alguno al que no le gustan ni el café ni los cruasanes va diciendo por ahí.
Cada día nacen miles de pequeñas empresas que aspiran a ser la próxima Apple, y de momento Apple solo ha habido una. Ahora todos vemos clarísimo que había que haber invertido los ahorros de nuestra vida en aquella empresa que fabricaba ordenadores en un garaje, pero claro, ahora ya sabemos cómo le ha ido.
En cualquier caso, nada más que admiración a aquellas personas que confiaron en el proyecto y ahora bucean en billetes, pero es importante recordar que son millones las empresas que han fracasado. Muchas más que las que han triunfado así, por lo que debemos tener cuidado con dónde y a quién le damos nuestro dinero.