Toxoplasma gondii, el protozoo causante de la toxoplasmosis, es tan perturbador como apasionante. Este parásito es capaz de convertir a sus hospedadores en verdaderas marionetas a las que maneja a su antojo con el fin de encontrar nuevos individuos a los que parasitar y garantizar su supervivencia. Sus hospedadores favoritos son los felinos, de ahí que manipule a los ratones para que se vuelvan locos por la orina de los gatos y a los chimpancés para que no teman acercarse a los leopardos. En humanos causa comportamientos impulsivos e incluso se relaciona con brotes psicóticos. Pero eso no es todo, pues ahora también se ha descubierto que podría hacer a los pacientes infectados más atractivos. Esto parece ocurrir en ratas, pero también en humanos.
Las causas no están claras. De hecho, los autores del estudio que se acaba de publicar en PeerJ reconocen que deberían repetirlo con una cantidad mayor de participantes. No obstante, tienen algunas hipótesis. Está claro que el parásito causante de la toxoplasmosis necesita que sus hospedadores sean atractivos para otros individuos. Por eso, podría manipular tanto su tasa metabólica como la liberación de determinadas hormonas que les convertirían en más saludables y con un mayor atractivo.
Esto se observa especialmente con los niveles de testosterona, que en general se encuentran más elevados en personas infectadas por el parásito. Sin embargo, no podemos olvidar que los niveles elevados de testosterona también dan más impulsividad, por lo que podrían ser más propensos a infectarse. Es complicado saber qué fue antes, si el huevo o la gallina. De todos modos, sabiendo todo lo que puede llegar a hacer Toxoplasma gondii, que sea responsable del atractivo de sus hospedadores suena sorprendente, pero no inverosímil.
Así es el parásito causante de la toxoplasmosis
Toxoplasma gondii es el protozoo causante de la toxoplasmosis, una enfermedad generalmente leve, que sí que puede ser mortal en gatos y fetos humanos. Precisamente por eso se controlan mucho las posibles vías de contagio de este parásito en embarazadas, para evitar abortos.
En adultos a menudo ni siquiera son conscientes de que están infectados. De hecho, se calcula que hasta el 50% de los humanos tienen a este parásito en su organismo. No obstante, sí que se pueden dar síntomas preocupantes en algunos casos. Toxoplasma gondii manipula el comportamiento de sus hospedadores, volviéndoles más impulsivos. Las causas se ven muy claras con ratones y chimpancés, pero no tanto en humanos. Sin embargo, si miramos hacia atrás y pensamos en nuestros ancestros, su impulsividad podría exponerles a grandes felinos y eso sería maravilloso para el parásito causante de la toxoplasmosis.
En la actualidad eso no es un problema, pero esa manipulación del comportamiento puede desencadenar brotes psicóticos o adelantar la aparición de esquizofrenia. No es lo habitual, pero sí que hay varios casos documentados en la literatura científica. Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo eso con el atractivo de los hospedadores?
Los autores del estudio que se acaba de publicar, procedentes de la Universidad de Turku, en Finlandia, han detectado el aumento del atractivo de los hospedadores de Toxoplasma gondii a varios niveles.
Para empezar, partieron de las conclusiones de un estudio publicado en 2011. En él se vio que los machos de rata infectados por el parásito de la toxoplasmosis resultaban más atractivos para las hembras. Por lo tanto, estas les daban preferencia para aparearse.
Querían comprobar si ocurría algo similar en humanos. Por eso, llevaron a cabo tres tipos de experimentos con 35 personas infectadas y 178 sin el parásito. Por un lado, centrándose en individuos masculinos, como se hizo con las ratas, midieron sus niveles de testosterona. Así, vieron que esta hormona se encuentra más elevada en pacientes con toxoplasmosis. Pero esto podría tener otras explicaciones y dejaba fuera a las mujeres.
Por eso, analizaron también un parámetro conocido como asimetría fluctuante, que mide pequeñas variaciones en los rasgos de una persona que les alejan de la simetría bilateral perfecta. Supuestamente, más asimetría se asocia a más atractivo. Y resulta que las personas que tenían el parásito en su organismo tenían niveles más bajos de asimetría. Eran más simétricos y, en cierto modo, más atractivos. Pero esto no deja de ser una medida relativamente objetiva para algo que tiende a ser muy subjetivo. Por eso, pasaron a realizar una serie de entrevistas.
Por un lado, preguntaron a los participantes en el estudio sobre su percepción hacia su propio físico. Observaron que los que tenían el parásito de la toxoplasmosis tendían a autopercibirse como más atractivos. Esto, en realidad, no significa necesariamente que sean objetivamente más atractivos. Pero sí que es cierto que a veces la seguridad en uno mismo es el mejor tratamiento de belleza. Y parece ser que de eso iban servidos.
Por otro lado, se reclutó a otros 205 voluntarios que se dedicaron a evaluar imágenes de todos los participantes. Los resultados siguieron en la misma dirección, pues los que tenían el parásito se calificaron como significativamente más atractivos.