El ave, que ha establecido un nuevo récord, ha volado entre Alaska y Tasmania sin escalas.
La aguja colipinta (Limosa lapponica) es un pájaro que raramente sobrepasa el medio kilo de peso. No obstante, se cuenta entre las aves migratorias más formidables del reino animal, siendo capaz de recorrer decenas de miles de kilómetros entre sus nidos de verano y de invierno.
Los científicos comenzaron a interesarse en serio por las migraciones de agujas colipintas en 2006, cuando un equipo de investigadores del Servicio Geológico de Estados Unidos tuvo la idea de instalar pequeños transmisores GPS a las patas de estas aves para seguir su viaje por el océano. Los investigadores estaban especialmente interesados en seguir su migración porque hasta entonces se sabía que las colipintas eran inusualmente rápidas a la hora de desplazarse entre continentes. Lo que descubrieron es que es las aves habían completado el vuelo hacia el sur en una sola etapa, sin detenerse para comer, beber ni dormir, y volando de forma ininterrumpida durante más de una semana, a una velocidad media de 56 km/h. Actualmente, las colipintas son las aves que más distancia recorren sin hacer paradas.
Desde entonces, diferentes equipos de biólogos ha seguido los movimientos de las agujas colipintas y descubierto nuevos récords de distancia cada año. Científicos del Pūkorokoro Miranda Naturalists’ Trust acaban de registrar el que, hasta la fecha, es el vuelo migratorio más espectacular de esta especie. Un ejemplar de Aguja Colipinta salió de sus cuarteles de verano en Alaska y cruzó el Océano Pacífico de norte a sur hasta llegar a Tasmania en un viaje de 13.560 kilómetros (8.435 millas) sin paradas que ha durado 11 días. La marca bate con creces el récord del año pasado, establecido por otra colipinta en 13.050 kilómetros. No se trata de una heroicidad individual. Las colipintas a menudo vuelan en grupo y se turnan para guiar a la bandada a su destino, por lo que es muy probable que el ejemplar registrado volara con otros que simplemente no llevaban GPS.
Sam Dooley, de Birdlife Australia explicó a IFL Science que la ruta del ave la llevó a pasar sobre la isla de Vanuatu. Los investigadores no están seguros de si llegó a parar algo en ese lugar, pero lo creen poco posible porque las costas de esa isla no tienen el ecosistema necesario para que las aves se alimenten. Las colipintas viven a base de pequeños gusanos y moluscos que extraen de las aguas someras con sus largos picos curvados.
Los científicos aún no saben con certeza cómo hacen estas aves para mantener el rumbo durante tanto tiempo sin referencia alguna. A eso se suma el misterio de por qué esta ave concreta eligió volar más tiempo y más lejos para llegar a Tasmania. El registro de GPS además indica que no se desvió en el último momento. Su ruta fue directa hasta esta isla del continente australiano. Los investigadores creen que las colipintas son capaces, de alguna manera, de predecir las condiciones meteorológicas para evitar tormentas y mal tiempo. “Definitivamente responden a las condiciones atmosféricas”, explica Dooley.