“No es tan fiero el lobo como lo pintan”. Este mismo refrán debería adaptarse para Anomalocaris canadensis, un monstruo marino de hace 508 millones de años que, según los científicos, resulta que era sorprendentemente débil.
En un nuevo estudio, un equipo internacional de científicos ha ofrecido evidencia de que este depredador oceánico extinto hace mucho tiempo cuyo nombre se traduce como «camarón extraño de Canadá», no era un depredador tan poderoso o fuerte como los investigadores creyeron durante muchas décadas. Este período de evolución extraordinaria en el que se enclava nuestro monstruo prehistórico se conoce como la explosión del Cámbrico debido a toda la nueva vida que surgió en las temperaturas más frías y los cambios tectónicos del Cámbrico.
Orcas del Cámbrico
Sí que fue uno de los depredadores más extraños que podríamos encontrar en el mar durante el Cámbrico, pero no por ello era una criatura fuerte ni poderosa.Anteriormente, los científicos habían asumido que este depredador usaba dos apéndices espinosos en su cara para agarrar trilobites duros del fondo marino, aplastarlos y comérselos. Nada más lejos de la realidad. Parece que no estaba a la altura de tan ardua tarea, sino que estaba especializado en cazar presas blandas en el agua.
«Eso no me sentó bien, porque los trilobites tienen un exoesqueleto muy fuerte, que esencialmente están hechos de roca, mientras que este animal en su mayoría habría sido suave y blando», aclaró Russell Bicknell, investigador postdoctoral en el American División de Paleontología del Museo de Historia Natural y autor principal del estudio que publica la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.
Con un cuerpo tan largo como el de un gato doméstico, se encontraba entre las criaturas más grandes del período Cámbrico. El análisis de los expertos determinó que posiblemente era ágil, rápido y se lanzaba tras presas blandas en aguas abiertas en lugar de las criaturas de caparazón más duro.
¿Primer depredador de la Tierra?
Para llegar a esta conclusión, realizaron una reconstrucción en 3D de A. canadensis a partir de fósiles aplanados pero bien conservados que se encontraron dentro de la formación Burgess Shale de Canadá, de 508 millones de años de antigüedad. Usaron escorpiones látigo y arañas látigo actuales como comparación, y demostraron que los apéndices segmentados de este monstruo marino podían agarrar presas y también estirarse y flexionarse. Luego utilizaron una técnica de modelado llamada análisis de elementos finitos para demostrar los puntos de tensión en este comportamiento de agarre. Descubrieron que sus apéndices se habrían dañado al agarrar presas duras como los trilobites.
Contrariamente a las suposiciones anteriores, esta antigua criatura, aunque de aspecto espeluznante y monstruoso, era probablemente un nadador rápido, que se deslizaba por el agua con sus apéndices frontales estirados en busca de presas blandas dentro de la columna de agua. Aunque no fuese un depredador tan fiero como pensábamos, su forma, sus enormes apéndices frontales y su boca blindada, siguen siendo igual de aterradoras.
«Las concepciones anteriores eran que estos animales habrían visto la fauna de Burgess Shale como una mezcla heterogénea, persiguiendo todo lo que quisieran, pero estamos descubriendo que la dinámica de las redes alimenticias del Cámbrico probablemente era mucho más compleja de lo que pensábamos», concluyen los investigadores.