Alertaba este fin de semana el denominado como “padrino” de la IA de los peligros que están por venir. No le falta razón, aunque quizás ya es un poco tarde. Una IA entrenada ya es capaz de leer la mente humana y traducir en texto los pensamientos de una persona.
Hablamos de un nuevo modelo de inteligencia artificial (IA) desarrollado en la Universidad de Texas que, usando solo métodos de escaneo no invasivos, puede entrenarse para decodificar lenguaje complejo de los pensamientos de alguien durante largos períodos de tiempo.
“Para un método no invasivo, este es un verdadero avance en comparación con lo que se ha hecho antes”, asegura el codirector del estudio Alex Huth, profesor asistente de neurociencia e informática, en un comunicado. “Hasta ahora generalmente solo se lograba interpretar palabras sueltas u oraciones cortas.”
Lo que los investigadores han conseguido es una técnica que hasta ahora solo estaba disponible en la ciencia ficción: una Inteligencia Artificial cuyos algoritmos de aprendizaje son capaces de “leer la mente” analizando escáneres cerebrales fMRI, y traduciendo esa información en palabras que reflejan los pensamientos privados del sujeto humano. El trabajo, que ha sido llevado a cabo por un equipo de neurocientíficos, acaba de publicare en la revista Nature Neuroscience.
Cuentan en el estudio que lograron entrenar a la IA con mediciones tomadas de la actividad cerebral de los sujetos mientras escuchaban podcasts narrativos. Luego (con el consentimiento de los participantes), la IA aprendió a hacer coincidir esos patrones con palabras y frases particulares de los guiones del podcast. Para que nos hagamos una idea, el modelo es un decodificador no muy diferente del que usa el ChatGPT de Open AI.
También explican que la IA fue capaz de convertir el discurso imaginario de una persona en un discurso real. Cuando a los sujetos se les mostraban películas mudas, la IA podía generar descripciones bastante precisas de lo que estaba sucediendo en la pantalla. “Esto no es solo un estímulo del lenguaje”, explica Huth. “Estamos llegando a un nivel de significado, sobre la idea de lo que está sucediendo. Solo el hecho de que eso sea posible es muy emocionante.”
Por supuesto, esto es solo el comienzo, y el método de decodificación del lenguaje tiene sus propias limitaciones. La primera de todas es que los escáneres fMRI no son precisamente aparatos portátiles, sino artefactos muy voluminosos y caros, lo que descarta su uso para espiar los pensamientos de alguien por la calle. Además, entrenar el modelo es un proceso “largo y tedioso”, y para que sea efectivo debe hacerse a medida de cada individuo. De hecho, cuando los investigadores intentaron usar el decodificador entrenado con una persona para leer la actividad cerebral de otra, falló estrepitosamente, lo que además sugiere que cada cerebro tiene formas únicas de representar los significados.
¿Habría alguna manera de portabilizar esta tecnología para usarla como método de espionaje? ¿Se podría usar en aplicaciones médicas para ayudar a personas que tienen impedimentos graves para comunicarse? Hemos contactado con Alex Huth con estas y otras preguntas y actualizaremos el post en cuanto las responda.